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Los comensales de Paul Getty

La caída del índice Nikkei en Tokio confirma la recesión japonesa y pone fuera de combate los recambios de la inversión extranjera en los mercados europeos. En los cuarteles generales de las firmas financieras, las cajas fuertes decoran el culto a la acumulación de liquidez con montones de fajos y lingotes que rodean a Scrooge, Volpone o Shylock, como en las ficciones de Dickens. Se diga lo que se diga, en los mercados de hoy aún tiene vigencia la avaricia tradicional; un concepto aparentemente extinguido tras la muerte de Paul Getty, el archimillonario que obligaba a pagar las llamadas telefónicas a los comensales de su palacio.Del minidescalabro de ayer se salvó el grupo de mayor liquidez y menor riesgo. No en vano, durante los últimos 30 años, en la bolsas de comercio se ha venido consagrando el principio de que las industrias de servicios no sufren fluctuaciones. Los inversores conservadores compran estos títulos pensando en un ahorro para la vejez, a pesar del marco político de las tarifas eléctricas y de que la construcción de autopistas dio paso a la de autovías. El grupo energético clásico, más el agua y el gas, mantienen la inversión refugio.

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