Instituciones Penitenciarias dice que "será imposible" fugarse de las nuevas cárceles
Cada una de las nuevas cárceles que se construirán durante los próximos años, diseñada para albergar a 950 reclusos, va a contar con una plantilla de 404 funcionarios, 40 contratados laborales y sólo 35 guardias civiles, según fuentes de la secretaría general de Instituciones Penitenciarias. La reducción de efectivos dedicados a la seguridad se compensará con la instalación de cinco barreras electrónicas y de alambre espinoso. Pruebas realizadas por Instituciones Penitenciarias aseguran que "será imposible fugarse" de las nuevas prisiones.
El Ministerio de Justicia tiene previsto realizar un plan de modernización de prisiones durante los próximos cinco años, consistente en la construcción de 24 nuevos centros y el cierre de 33 antiguos. Con este proyecto, cuyo coste se cifra en 127.000 millones, pretende obtener 20.500 plazas.El modelo de prisión diseñado por el equipo de Antoni Asunción, secretario general de Instituciones Penitenciarias, tiene una capacidad de 950 reclusos y dispondrá de piscina cubierta. El coste en personal de la nueva cárcel sufrirá un fuerte descenso, sobre todo en materia de seguridad. Una plantilla de 35 guardias civiles será suficiente para custodiar el recinto, señalan las fuentes informantes. Gracias a eso, al Ministerio de Justicia le sobrarán alrededor de 300 agentes y se los devolverá al Ministerio de Interior en los próximos cinco años.
Ausencia de garitas
El moderno centro penitenciario no tendrá garitas, sino un centro de operaciones desde el que los guardianes controlarán las pantallas del circuito cerrado de televisión y otro tipo de alarmas. Todo el recinto estará cerrado con cinco vallas, unas de hormigón y otras de alambre espinoso, que harán "imposible" la fuga de presos. Instituciones Penitenciarias sostiene que ha hecho estudios prácticos que demuestran que ni siquiera un recordinan de atletismo sería capaz de saltar los cinco muros: "Los agentes saldrían en su persecución en un coche desde el cuerpo de guardia y llegarían a tiempo de capturarle antes de que hubiera burlado los dos o tres primeros muros", dicen.En mitad del complejo penitenciario se alzará una torreta de 60 metros de altura desde la que un vigía puede controlar día y noche todo el perímetro de la prisión y sus alrededores. De esa forma, el centinela puede dar la alarma en cuanto descubra cualquier anomalía. "Todo está pensado para disuadir a los fuguistas, teniendo en cuenta que la Guardia Civil no dispara a los presos cuando huyen", dice un alto cargo de Justicia.
La cárcel española del siglo XXI está concebida como una auténtica ciudad formada por módulos totalmente aislados unos de otros. Cada módulo, que albergará a unos 70 reclusos, tiene dos plantas con celdas individuales, diseñadas en un plano superior al de los muros que rodean la prisión: así el preso puede asomarse a la ventana y observar el horizonte sin que su vista tropiece con las agobiantes vallas de hormigón.
Cada celda, que mide unos 10 metros de superficie, dispone de una cama fabricada en hormigón armado, una ducha, un inodoro y un lavabo. Sólo tiene un pequeño inconveniente para el inquilino: los barrotes de la ventana están fabricados en tungsteno, un metal muy duro, imposible de serrar, utilizado para hacer cañones y cohetes espaciales. Las habitaciones tienen preparados conductos para aire acondicionado, aunque las nuevas cárceles no van a contar de momento con este sistema de refrigeración.
El ambicioso "plan de amortización y creación de centros penitenciarios", diseñado por Antoni Asunción, incluye otros sistemas para evitar fugas mediante helicópteros, procedimiento que ya estuvo a punto de ser utilizado el 14 de mayo del año pasado para rescatar al preso francés Joel Vervliet, recluido en la prisión toledana de Ocaña I. Hace unos días se descubrió que ETA intentaba rescatar de la misma prisión a uno de los asesinos de la histórica dirigente etarra Dolores González Catarain, Yoyes.
Instituciones Penitenciarias, convencida de que el método del helicóptero está en alza, ha planeado para las nuevas cárceles patios de reducidas dimensiones o bien ha cruzado los más amplios con cables de acero al objeto de impedir este tipo de evasiones por el aire.
El Ministerio de Justicia tiene proyectado cerrar 33 centros penitenciarios, cuya capacidad global es de 8.553 plazas. La clausura de estas plazas y su sustitución por otras en establecimientos de nueva creación va a suponer una disminución de costes estimada en 7.500 millones de pesetas, según fuentes de Instituciones Penitenciarias.
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