La feria del 'matarratos'
La industria del tiempo libre muestra sus innovaciones en Expo-Ocio
No hay encantadores de serpientes, pero sí ordenadores que analizan la personalidad de uno a partir del día en que nació. Se venden ambientadores para dejar de roncar, sincronizadores de ondas cerebrales, grifos que no salpican y muebles. La 16ª edición de Expo-Ocio, en los nuevos recintos de Ifema, parece un gran zoco. Todo tipo de artilugios para pasar el rato, desde un butacón hasta una aspiradora, tienen cabida aquí hasta el 22 de marzo.
"Señora, yo le enseño a bailar chotis marcando, no como ahora danza la juventud". Un hombre bigotudo vestido de castizo ofrece así sus servicios como maestro de baile en una esquina del pabellón. "Si usted no aprende en cinco minutos pago una caña a todos los espectadores que nos observan", añade para animar a la concurrencia. Poco a poco algunas personas se deciden a salir a la pista y en 10 minutos hay ya seis parejas bailando un chotis con desigual destreza.A unos pocos metros, varios niños ensayan sus primeros pasos de escalada en un rocódromo instalado en el puesto de un club de tiempo libre. Los pequeños, sujetos por un arnés y una cuerda, van ascendiendo por una rampa de unos tres metros de altura. Una niña tiene que ser bajada como un chorizo porque no se atreve a hacerlo por su propio pie. El ambiente sonoro es una mezcla de música new age y de trinos de pájaros grabados.
El pabellón 3 está dedicado a la acampada y al motor. Junto, a los coches de época aparecen diversos tipos de caravanas, tiendas de campafia y lanchas neumáticas. El público entra a una serie de construcciones de madera que pueden trasladarse de una parte a otra sin mayor dificultad. En el puesto de una marca de cigarrillos una mujer elabora habanos de manera artesanal.
Amor apasionado
En el pabellón 5, los visitantes descansan. Abundan los expositores de muebles con cómodas butacas. Algunos clientes escuchan las explicaciones de los vendedores con cara de no levantarse nunca del sofá donde están sentados.En un puesto de artesanía se muestra un calendario sexo-astrológico que llama la atención de cuantos pasan por la zona. "Hoy es 14 de marzo y yo soy acuario", explica un joven a sus amigos en voz alta. "Ah, qué guay ", exclama cuando descubre que para ese día el destino le depara un apasionado encuentro amoroso.
Una aspiradora se desplaza sola por el pabellón número 7. Es el reclamo de una marca de electrodomésticos. En un puesto se lee un mensaje así de explícito: "Más pelotas que nadie. Lecciones de malabarismo gratis". Una joven demuestra las excelencias de un plumero multicolor con el que se pueden limpiar todos los rincones de la casa sin dejar una mota de polvo. Nadie entiende qué tiene que ver la limpieza con el ocio.
En una pasarela de modelos un cartel anuncia: "A las 14.30, demostración de cambio de imagen". En unos instantes un voluntario entra al camerino hecho un adefesio y sale de punta en blanco. Un hombre vende unas curiosas latas de refresco bailonas y unas lombrices de tela que se mueven "según la habilidad manual de cada uno". No faltan tampoco los habituales vendedores de ralladores de verdura, placas para evitar que las cazuelas se quemen y grifos que no salpican. Varios expositores muestran piscinas de diferentes tamaños y materiales.
En las zonas ajardinadas del exterior los visitantes descansan del recorrido por los 50.000 metros cuadrados destinados al certamen. Algunos, ya cansados, se dirigen a los autobuses gratuitos que enlazan cada 10 minutos con la plaza de Castilla y el metro de Suanzes. También hay autocares de la EMT desde el metro de Arturo Soria y la línea 827 del Consorcio Regional de Transportes, desde Canillejas.
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