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Vecinos desconocidos en el edificio

Los vecinos del edificio donde está ubicado uno de los pisos de acogida no saben a ciencia cierta que los ocupantes son reclusos, asegura Ángeles Pérez. "¡Ah!, ¿no lo saben?", interviene Miguel C. D., uno de los ocupantes de la vivienda. La sorpresa de Miguel es comprensible, ya que hasta principios de diciembre, y desde un año antes, en que le concedieron la libertad condicional, vivía en una casa abandonada cerca del parque del Retiro, en Madrid.Nacido en Uruguay, Miguel llegó a España en tiempos de la dictadura franquista para alistarse en la Legión. Médico de profesión, Miguel vio su carrera truncada en una pelea. Lo que vino después puede resumirse en una condena de 22 años de prisión por homicidio -"en defensa propia", apostilla-. Después de nueve años entre rejas, Miguel salió en libertad condicional al serle diagnosticado un cáncer de estómago en fase terminal.

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"Ahora soy feliz", asegura Miguel, "gracias a Ángeles puedo tener un hogar donde pasar lo que me queda de vida. Cuando sales de prisión no tienes nada, en mi caso, ni siquiera una familia remota a la que acudir. El último año y medio lo he pasado durmiendo en coches abandonados o en casas ruinosas, hasta que apareció Ángeles. Soy feliz, de verdad, aquí me siento acompañado, ésta es mi única familia".

Lejos de lo que pueda pensarse, el compromiso cristiano de Ángeles no impone ninguna clase de ideario. "Aquí cada quien piensa y se expresa como desea. Sería absurdo comprometerse en una labor de este calibre y hacerlo desde una imposición religiosa. Estas personas han pasado por cosas muy duras. Yo llevo muchos años trabajando en este campo, de hecho a cada uno de los internos le vengo haciendo un seguimiento particularizado desde mucho antes de ingresar en el piso", explica.

"Para ello cuento con el apoyo de la juez de vigilancia de Carabanchel, Manuela Carmena; y me he recorrido todas las cárceles de España, conozco a funcionarios y directores de prisiones, y, por supuesto, los despachos del Ministerio de Justicia. Pero lo que mejor conozco es el mundo de las cárceles y los casos particulares de los reclusos que están aquí, viviendo en los dos pisos de acogida".

"Este proyecto no está pensado para hacer caridad, se trata de hacer un seguimiento de cada interno para que efectivamente la reinserción pueda ser un hecho real", advierte Ángeles Pérez.

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