Futuro imperfecto
El estancamiento del mercado es fruto de la ausencia de buenas noticias tanto como del impacto de los últimos acontecimientos, lo cual sitúa la evolución inmediata en un terreno sumamente resbaladizo. Por el lado de las buenas noticias no parece que se puedan esperar grandes cosas, mientras que el entorno parece dispuesto a ofrecer novedades a cada momento. Una buena parte de la inactividad que padece la Bolsa española obedece al compás de espera abierto por la inversión extranjera que, en pocos días, ha visto cómo se sucedían los escándalos y, de paso, se producía la suspensión de pagos de una empresa clásica. La inversión autóctona tampoco parece muy dispuesta a arriesgar en estos momentos, al menos en tanto haya algún argumento en el que basar una decisión.El índice no ha logrado despegarse más de un punto del nivel anterior, a pesar de que algunas sociedades resultaron bastante castigadas por la presión del papel, como ha sido el caso de Corporación Banesto que cedió un 9%. Wall Street tampoco termina de asumir que la economía norteamericana crezca de verdad y, aquí, los datos sobre producción industrial de 1991 son un problema a añadir a la lista de cifras negativas. Al final, otro recorte pequeño, 55 centésimas, que esta vez hay que achacar a la buena suerte.
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