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El Banco de España presta 40.000 millones a los bancos pequeños para asegurar su liquidez

El Banco de España está desempeñando un papel muy activo para evitar que los problemas de liquidez de muchos bancos pequeños degeneren en nuevos casos de crisis. Desde la suspensión de pagos del Banco Europeo de Finanzas (BEF), el 30 de septiembre pasado, el mercado interbancario ha cerrado sus puertas a las pequeñas entidades, que han tenido que acudir a la autoridad monetaria en busca de fondos. Según fuentes del banco emisor, desde el mes de octubre se ha mantenido una línea de crédito cercana a los 40.000 millones de pesetas con estos bancos para evitar males mayores.

La suspensión de pagos del BEF podría haber desencadenado una crisis de incalculables consecuencias entre los bancos pequeños, si la autoridad monetaria no hubiera optado por abrir una línea de crédito que compense la negativa de los grandes bancos y cajas de ahorro a seguir dejando dinero a los pequeños en el interbancario (mercado en el que se prestan dinero bancos y cajas).Al día siguiente de darse a conocer la crisis del BEF (el 30 de septiembre pasado), un buen número de pequeñas entidades financieras se quedaron colgadas con decenas de miles de millones de pesetas, a las que no podían hacer frente, sin que sus prestamistas quisieran renovarles los créditos. Estas deudas estaban además contraídas a plazos muy cortos -a un día, o como mucho una semana- por lo que los problemas se desencadenaron de forma inmediata durante la primera quincena de octubre.

Reformar el mercado

Ello llevó al Banco de España a realizar un seguimiento detallado de la situación de liquidez de todas las entidades pequeñas fuertemente endeudadas en este mercado y ofrecerles ayudas, en forma de créditos, para salir del apuro. Por esos días, el responsable del control de este mercado por parte de la autoridad monetaria, Gonzalo Gil, llegó a plantear la necesidad de modificar el sistema del interbancario, en cuanto a funcionamiento y garantías de cobro. También por entonces, un alto ejecutivo bancario había comentado en privado que había dado órdenes a su tesorero de "no dejar dinero a las entidades que estén por debajo del Banco de Sabadell".

La decisión del Banco de España se tomé, sin embargo, meses antes a que se conociera la crisis del BEF. Ya antes del verano la inspección del banco emisor detectó los problemas del Banco Europeo de Finanzas y durante el mes de agosto le prestó más de 4.000 millones de pesetas para intentar solucionar sus dificultades de liquidez. Pero una vez que el BEF suspendió pagos, la situación se agravó de forma notable, tras conocerse que Unicaja se había quedado colgada con 12.000 millones de pesetas.

Según datos oficiales, el saldo diario de operaciones en el interbancario cayó de 1,42 billones de pesetas de media en septiembre, a 1,36 en octubre y 1,29 billones de noviembre en que se llegó al mínimo. En los meses posteriores, el dinero prestado por las grandes entidades en el mercado interbancario subió ligeramente, pero todavía no se ha recuperado hasta los niveles de septiembre. La autoridad monetaria mantiene un mutismo absoluto sobre las cantidades prestadas y los bancos recpetores; sin embargo fuentes de la entidad confirmaron a este periódico que en los momentos de mayor tensión se llegó hasta los 50.000 millones y que en todo el periodo se ha mantenido en tomo a los 40.000 millones de pesetas.

La resaca del 'pelotazo'

Ha vuelto a planear el fantasma de la crisis bancaria. Tras el escándalo del Bank of Credit and Commerce y la suspensión de pagos del Banco Europeo de Finanzas, los responsables bancarios públicos y privados se apresuraron a declarar que no se trataba más que de "casos aislados que no afectarían a la solvencia del sistema". Sin embargo, tanto la autoridad monetaria como los bancos pequeños mostraban en privado su preocupación.Las últimas noticias -y algunos rumores insistentes- sobre cambio de propiedad de pequeñas entidades financieras, prueban que ni se trataba de casos aislados, ni mucho menos está asegurada la solvencia del sistema. Lo que sí parece cierto es que no se prevén casos sonados como los de principios de los ochenta, en que cayeron más de 50 entidades incluyendo las de Rumasa.

Los problemas de los bancos son hoy muy distintos a los de entonces. Buena parte de las entidades creadas al amparo de la supresión de statu quo bancario, en unos momentos de bonanza económica, se han encontrado vacías de contenido ante el cambio de ciclo. Ese es el caso de Ibercorp, Isbanc, Bancapital y algunos otros, que negocian -o han negociado ya- su venta a inversores que les aseguren nuevas líneas de negocio.

Tanto estos tres, como algunos otros bancos creados a partir de chiringuitos financieros, "estaban muy mal acostumbrados", según explicaba una fuente oficial. En los años de bonanza realizaron operaciones muy rentables -auténticos pelotazos- en base a comprar empresas a bajo precio, desmontar su infraestructura industrial y sacarlas a Bolsa en forma de corporaciones industriales. El modelo fue inventado en su día por los March cuando convirtieron Cementos Alba en la actual corporación que agrupa todas sus inversiones, y seguida posteriormente con otros casos sonados.

Sin embargo, a partir del otoño de 1989 empieza a cambiar la coyuntura, con tres acontecimientos que se han venido sucediendo hasta nuestros días: el valor patrimonial de las empresas y las propiedades inmobiliarias tocan techo, la Bolsa comienza a caer de forma notable y, por último, el mercado interbancario se hace más restrictivo, cerrando la principal fuente de financiación de los pequeños bancos.

En la mayoría de los casos no existen aparentemente agujeros patrimoniales, aunque algunos hayan necesitado fondos oficiales en los últimos meses para salvar problemas de liquidez. Sus balances no muestran graves problemas, más que un volumen de negocio decreciente y unos gastos generales altos. Esto último, por ejemplo, es lo que está causando más problemas a la hora de encontrar comprador para una participación significativa de Ibercorp.

El caso de Ibercorp (EL PAÍS 11 de febrero) es quizá el más típico de un grupo financiero que se ha econtrado vacío de contenido y que se ha lanzado a buscar comprador que le vuelva a situar en el mercado. Sus principales accionistas, Manuel de la Concha y Jaime Soto, prosiguen las negociaciones de venta con el grupo Fomento de Obras y Construcciones -que preside Miguel Boyer- y varias entidades financieras, mientras buena parte de su equipo directivo ha optado por abandonar el grupo por discrepancias con los socios mayoritarios.

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