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Una sorprendente Navidad sin inflación

Sólo las frutas y las verduras rebajaron el IPC de diciembre en tres décimas

Diciembre de 1991 ha sido el mes menos inflacionista que se recuerda. Tras la publicación de ese inesperado 0,1 % de aumento de precios, que cuadraba exactamente la previsión del Gobierno para 1991, la incredulidad y la sorpresa han acompañado a la mayor parte de las reacciones. Las críticas al escaso éxito de la política económica para rebajar la inflación han dejado paso a otras, de carácter metodológico, sobre la representatividad del IPC, sobre el sistema que se sigue para su cálculo y sobre la posibilidad de que el Gobierno influya en el resultado final.

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Los técnicos del Instituto Nacional de Estadística ofrecen una respuesta casi visceral a la última de estas dudas. "Aquí el Gobierno no dice lo que sube o baja el IPC", asegura el responsable de elaboración del índice de precios al consumo en el INE, Miguel de Castro. "Puedo aceptar críticas técnicas, porque parte de nuestro trabajo es precisamente mejorar la técnica, pero no de otro tipo".

Críticas técnicas también hay. La más conocida es que la recogida de datos se cierra el día 20 y, por tanto, no recoge lo que ocurre en Navidad. El director general de estadísticas económicas del INE, Antonio Martínez, reconoce que esto es cierto porque, dice, 'forma parte de la metodología de elaboración del IPC".

Todos los meses, explica Antonio Martínez, "y no sólo este diciembre sino desde 1983 con meses buenos y malos, se recogen los precios de 428 artículos de consumo en un total de 250 municipios". La recogida de datos "comienza el día 1 de cada mes y acaba el 20, o el 21 si el 20 es domingo". Se recogen 120.000 precios. Esto significa, añade Martínez, que el precio de cada artículo en cada municipio se recoge en varios establecimientos si el bien es no perecedero, como un televisor, y además en el mismo establecimiento durante varios días si son bienes perecederos, como las judías verdes.

El resultado son esos 120.000 precios por mes sobre los que el INE comienza sus trabajos estadísticos a partir del día 21 o 22 de cada mes y que se publican en la primera quincena del siguiente.

La primera crítica, por tanto, está justificada: la Navidad no ha entrado en el IPC. El director de estadísticas económicas del INE no está de acuerdo. "Eso es sólo aparentemente cierto, porque como el sistema es siempre el mismo, siempre se recoge la primera veintena, las subidas que implican un encarecimiento duradero del producto pasan al mes siguiente". Miguel de Castro apostilla: "Es cierto que no se recoge ningún altibajo de precios que se produzca en los últimos días del mes, pero sólo así puede conocerse el IPC durante la primera quincena y, además, es así como se hace en la mayoría de los países".

Recogida de datos

Según los técnicos del Instituto Nacional de Estadística, en ningún país se recaban los precios durante los 30 días del mes y, en algunos, la recogida se hace sólo en un día, siempre el mismo de cada mes, toda vez que el objetivo es ver la variación media de los precios con el paso de los meses y no los altibajos dentro de cada mes.

Una segunda crítica, también técnica, es que la cesta de la compra con la que se elabora el IPC ya no es representativa de los hábitos de consumo de los españoles. Aquí el INE recoge el guante. Precisamente por eso, explican, está en proceso de elaboración un nuevo IPC cuyos datos se harán públicos a partir del 1 de enero de 1993 y, durante un año, de forma paralela a los que resulten del actual indicador. Con todo, matizan que la cesta de la compra del actual IPC no estan vieja -data de 1983- y que tampoco tendría sentido variar cada pocos años esa cesta, pues lo más importante de una estadística es que permita elaborar una serie larga y consistente.

Es posible que con el futuro IPC los alimentos sin elaborar tengan menor peso en la cesta de la compra media de los españoles. Con el actual, sin duda, una bajada de las frutas y hortalizas tal y como la que se produjo en diciembre es suficiente como para moderar el IPC global.

En concreto, las frutas bajaron un 5,2% en los primeros 20 días de diciembre, en comparación con los primeros veinte días de noviembre. Las hortalizas también bajaron, en un 7,8%. Pero lo más importante es que entre ambos recortaron el IPC general en nada menos que tres décimas -debido a la fuerte ponderación que se les atribuye-. Es decir, para alguien que no consuma nunca ninguna fruta ni hortaliza, el IPC de diciembre habrá aumentado un 0,4% en lugar del 0,1 %.

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