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'Cruzada' contra el sexo por ordenador Los socialistas franceses, acusados de proxenetas, emprenden una batalla contra la 'línea rosa'

Michel Charasse, el ministro socialista del Presupuesto, es famoso en toda Francia por su gordura, sus eternos tirantes, sus enormes cigarros y frecuentes exabruptos. En la Izquierda, sólo él y el empresario marsellés Bernard Tapie son capaces de competir en populismo con el ultraderechista Jean-Marie Le Pen. Pues bien, Charasse ha emprendido una cruzada contra el llamado minitel rosa, la posibilidad de satisfacer casi todos los fantasmas sexuales a través de la pantalla de ese buzón electrónico conectado al teléfono que ya tienen seis millones de hogares y oficinas de Francia.

Cansado de que una parte de la opinión pública francesa acusara al poder socialista de "proxenetismo" por su tolerancia respecto al uso del minitel por particulares o empresas dedicadas a la pornografía o la prostitución, Charasse ha anunciado su decisión de dar una estocada mortal a este negocio. Para ello ha utilizado las armas de su ministerio: las "mensajerías rosas", calificadas de "servicios de carácter pornográfico", tendrán que pagar en adelante una tasa del 50% de su cifra de negocios."Esta decisión va en el sentido de la moralidad", afirmó Charasse al explicar la medida a los diputados. El gran fumador de habanos fue muy aplaudido por su correligionario y ministro del Interior, Philippe Marchand, responsable del cierre al tráfico del bosque de Bolonia. También se alborozó el muy derechista. Charles Pasqua, que en sus tiempos de ministro del Interior intentó prohibir las novelas y las revistas eróticas.

Es difícil que el minitelrosa, el invento "más sexy de la década. de los ochenta", según sus promotores, pueda resistir la embestida del ministro Charasse. Aline, Rosine, Borís, Vera, Juliette, Mignone y los demás van a tener que cerrar. Y como se hace desde hace milenios, los clientes de esos; servicios tendrán que salir a la. calle para encontrar compañía,. Se acabó la posibilidad de organizar una orgía en casa Jugueteando con el teclado del minitel.

El minitel consta de una caja dotada de una pantalla y un teclado. Esa caja, apenas más grande que una de zapatos, esta conectada a la línea telefónica y permite realizar cientos de operaciones: buscar un número de teléfono, reservar un avión o un hotel, llamar a un taxi, comprar en un supermercado, enterarse de las últimas noticias, adquirir billetes para un espectáculo, participar en los concursos de la televisión...

Casi gratuito

La instalación, el abono y el mantenimiento del minitel corren a cargo de la compañía francesa de teléfonos, y son casi gratuitos. Los usuarios sólo pagan las llamadas que realicen. Los servicios que solicitan -un billete de avión, por ejemplo- le son luego facturados por las respectivas empresas.Desde el nacimiento del minitel, los mercaderes del sexo comprendieron la utilidad que podrían sacar a la popularización de la telemática. Nació así el minitel rosa, la posibilidad de encargar servicios sexuales a través de la cajita doméstica. Algunos periódicos y semanarios muy serios se apuntaron también al invento, proponiendo "mensajerías sentimentales", una variante electrónica de esos anuncios por palabras en los que un alma solitaria expresa su deseo de encontrar su media naranja.

En los últimos años, la poderosa Federación de Familias de Francia, que agrupa a 160.000 hogares, había decretado la guerra al minitel rosa. La federación recordaba que en Francia existen leyes contra "la incitación y la corrupción sexuales", y aseguraba que los servicios propuestos en el minitel rosa entraban de lleno en el campo de acción de esas leyes. Apoyados por numerosos diputados de la derecha, los padres de familia afirmaban que las llamadas a través del minitel rosa aumentaban considerablemente los miércoles, día de vacaciones escolares en el país.

Los periódicos comenzaron a contar anécdotas al respecto. Un día, un chico de 11 años que quiere ser marino, compuso el código 3615 Marine, esperando encontrar otros chavales en su caso. Marine resultó ser una chica que le preguntó, siempre a través de la pantalla electrónica, qué tipo de servicio sexual quería. Aún más grave fue el caso del padre de familia que mató a tres homosexuales con los que, sucesivamente, había entrado en contacto a través del minitel rosa.

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