Gas mortal
El año próximo tendré dos cumpleaños que celebrar: el 31 de julio, que es el día que nací por primera vez, y el 14 de diciembre, fecha en que nací por segunda vez. Escribo esta carta, y aún no me puedo creer que lo esté haciendo. ¿Motivo? El sábado 14, gracias a un descuido de Gas Madrid (descuido del que, por supuesto, ellos se lavan las manos), mis padres y yo pudimos pasar a eso que llaman mejor vida sin apenas damos cuenta. Unos simples mareos, un dolor de cabeza y ningún recuerdo más que una bombona de oxígeno y una aguja de suero inyectada en el brazo en un intento de salvamos la vida. El tan traído y llevado gas natural no ha resultado ser tan poco contaminante como se pensaba, y si no que se lo pregunten a esas personas que el sábado pasado veían cómo nos íbamos de este mundo sin despedimos. Estuvimos 20 años con el Gas Madrid funcionando normalmente, y en dos días, con el cambio al gas natural, estuvimos en un tris de dejar esta vida y pasar a la vida eterna.
Prefiero vivir más en esta corta vida que mucho en la otra, aunque sea eterna.-