El Integrismo islámico contra la campeona mundial
La atleta argelina Bulmerka, censurada por correr sin velo y con las piernas desnudas
Las elecciones legislativas en Argelia habrán tranquilizado poco a Hassiba Bulmerka y a cualquiera de las atletas del equipo nacional, pues el Frente Islámico de Salvación (FIS) logró una considerable ventaja en la primera ronda de las votaciones. Bulmerka es la campeona del mundo en los 1.500 metros. Su hazaña de Tokio fue celebrada con una explosión de alegría en su país. En las últimas semanas, sin embargo, recibe agrias críticas de los sectores integristas.
Bulmerka ha tenido un anticipo del futuro bajo el régimen integrista. Es una lección que ninguna mujer argelina olvidará. Cuando ganó los 1.500 metros en los Campeonatos del Mundo de Tokio, en agosto pasado, su júbilo fue explosivo. Lo describió como "un grito del corazón para las argelinas, para las árabes". Pero, a su regreso, apenas un mes después, surgieron las reacciones. Los imanes miembros del FIS se unieron para decretar en un viernes, la fiesta semanal musulmana, su desaprobación pública (kofr) desde las mezquitas. ¿Por qué? Porque había corrido ante los ojos del mundo semidesnuda, es decir, con pantalón corto y camiseta sin mangas, según las reglas deportivas.Pese a todo, Bulmerka trata de resistir. Es extravertida y exhuberante. Su irónica respuesta inicial fue que, si los imanes querían que corriese con el traje femenino árabe tradicional (garb), las perneras y el velo del rostro podrían estorbarla. Pero, en diciembre, su amiga íntima, Yasmina Azzizi, la quinta en el heptalón japonés, reveló: "Está abatida. ¿Quién no? Logras un título mundial, pasa lo que pasa y no imaginas que sólo es cosa de unos pocos hombres".
Es una situación que hace reflexionar. Incluso antes de las elecciones, Bulmerka, de 23 años, parecía consciente de la función que debía desempeñar: "Para mí y Nurredín Morceli es difícil. Argelia tiene tantos problemas... En un sentido, éramos su mejor esperanza. Es una tremenda presión". ¿Si fracasan en los Juegos Olímpicos, por ejemplo? "Se comprenderá. Ganemos o perdamos, nuestros nombres están escritos con letras doradas".
La mejor prueba de ello se dio por la mañana, temprano, después de la entrega de unos premios. Bulmerka se entrenaba sobre la escarcha, en el Complejo Deportivo Olímpico de Argel, y una madre y su hijo se acercaron a la barrera. "Dios te bendiga, Hassiba", le dijo ella, que después, señalando al niño, añadió: "Está enamorado de tí. No le decepciones". Sin pararse, Bulmerka les dio las gracias. "Los chicos son magníficos. Me aman y yo les quiero. Son tan honestos... Justamente a la vuelta de Tokio, conducía yo por una carretera, junto a una escuela, y algunos muchachos me reconocieron. No me dejaban pasar ni tocando la bocina. Llegaron más y más. No hacían caso a los profesores. Cortaron páginas de sus cuadernos para que les firmase autógrafos. Estuve media hora", recuerda.
La revolución propia
La Revolución está aún bastante cercana para que todos la noten. Incluso, para esos millones de argelinos menores de 30 años. Sus padres la vivieron. Algunos murieron por ella. El padre de Buras, el entrenador de Bulmerka, fue entonces un chahide, un héroe. Un liceo, cerca de Constantina, lleva su nombre. Pero hay límites a la propia revolución de Bulmerka. No se aventura fuera del estadio para prepararse. Últimamente, no se atrevió a fotografiarse con algunas compatriotas cubiertas con el velo islámico pese a que estaban al fondo: "Es peligroso". Pero es atrevida cuando serlo es importante.
Se acostumbró a viajar por Europa con el grupo de Morceli, pero, por alguna razón -según ella, no se tuvieron lo suficientemente en cuenta sus exigencias; según ellos, su exhuberancia no encaja bien con el carácter más tranquilo de su colega-, lo dejó en 1991 y recurrió a Enrico Dionisi, el italiano que llegó a ser famoso encargándose del mercurial marroquí Said Auita.
Bulmerka podría retirarse a final de año si consiguiese el título olímpico en Barcelona. No tiene planes para vivir en el extranjero como Morceli, que lo hace en California (Estados Unidos). Pero quizá compre una casa en Siena (Italia), donde vive Dionisi. Dados los resultados de las elecciones en Argelia, esa posibilidad puede convertirse en una probabilidad.
La mesoterapia es una forma reciente de tratamiento que combina la acupuntura con la medicación. El sencillo principio esbozado por el doctor Babar, el más destacado experto argelino en ese ámbito, es: "Inyectamos medicamento en la zona afectada, donde la piel actúa como un depósito. ¿Por qué tratar al cuerpo entero cuando, por ejemplo, es la rodilla lo que te causa problemas? De ese modo, los atletas pueden seguir entrenándose con menores dificultades". Sucede que Bulmerka tiene algo de tendiditis. Aun con su aparente solidez, afirma que fisicamente es débil. Buras lo confirma: "No le sienta bien; el entrenamiento en zonas, por ejemplo, de gran allitud lo que plantea determinadas dificultades".
Ante el periodista, su anciana tata la besa y le dice: "No te rezagues. Eres el orgullo de las mujeres argelinas. ¡No! ¡De toda Argelia!". De inmediato, Bulmerka inquiere con cierta timidez: "¿Y la pregunta obvia: llevé alguna vez el velo?". "Lo llevó", se le responde. "No voy a decirlo", replica con astucia.
Debate político
Leila Aslaui, la ministra argelina de Deportes cuando Bulmerka ganó el título mundial, declaró: "Su victoria, como la de Morceli [también en los 1.500 metros], fue aplaudida por cada compatriota". Pero hubo severas críticas de los integristas. Incluso el presidente, Chadli Benjedid, recibió reproches por haberla besado en la frente al ponerla una condecoración.En una reunión de estudio sobre las mujeres en el deporte, una semana antes de que Bulmerka recibiera un premio concedido por la Prensa, un locutor, aun reconociendo que la sociedad argelina tiene problemas con los cuerpos de las mujeres y que los campeones son utilizados como instrumentos políticos, concluyó: "Para los demócratas, el deporte femenino es un modelo para fomentar la igualdad entre los hombres y las mujeres, así como para manifestar un grado de tolerancia. Para los conservadores y religiosos, las deportistas son uno de los primeros objetivos en su lucha para detener el proceso. Eso simboliza todo lo que tenemos malo".
¡Lucha oral! No era extraño. El país estaba a punto de celebrar sus elecciones generales, canceladas el pasado verano debido a los disturbios. El espectro de una victoria del FIS ya era poderoso, pues había ganado más del 40% de los escaños en las municipales de 1990.
A un nivel más vulgar, la presencia de tres ministros, incluido el primer ministro, Sid Ahmed Ghozali -al menos, podía aducir que corrió un maratón-, en la reunión de los redactores deportivos fue descrita por varios periodistas como "un ejercicio de captación de votos". Pero ello sirvió de poco. El FIS consiguió una mayoría en la primera vuelta, en la que sólo se pronunció algo más de la mitad del electorado. Argelia y el resto del mundo se hallan a la espera de ver lo que viene a continuación de lo que cada vez se parece más al primer Gobierno musulmán integrista elegido democráticamente.
El FIS, que sólo necesita 28 escaños más en la votación del 16 de enero, tendría mucho trabajo en el Gobierno. Argelia es joven. Bulmerka y Morceli tienen seis hermanos. El 75% de la población es menor de 30 años. La mayoría está sin trabajo. Se ha generado una palabra francoárabe, hettiste: "con la espalda en la pared".
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