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La Piaf de Malasaña

Recoge propinas que no le hacen falta para vivir cantando por los bares de Madrid

Francisco Peregil

Amparo Guerrero tiene 71 años y canta por los bares de Madrid desde hace siete. Le han colocado en tres ocasiones una navaja en el cuello y han intentado violarla ocho veces. "Sí, hijo, aunque soy fea, me he visto en esos trances y, gracias a Dios, salí siempre indemne".Edith Piaf, La Parrala, que era de Moguer, Paul Simon y Carlos Gardel, todos por Malasaña o la plaza de la Paja; en un cuerpo que martirizó desde niña a su dueña. "Yo estudiaba para que mi madre me quisiera, pero siempre soñé con ser bailarina".

La madre le decía algo parecído a aquello de querida hija, ¿cómo hacer buen vino de una cepa enana? Y la niña estudió hasta que se hizo funcionaria, con un francés cuidado y un inglés más, que suficiente para andar por el mundo.

"Nunca pude ser artista. Me acomplejé hasta tal punto que en el metro siempre ponía mi mejor perfil para atraer a los chicos". Daba igual, no los atraía, y cuando lo hizo fue para que Juan Sastagaray Aspiazu Sarachaga y Urquijo le hiciera una hija, que sería Amparo. No quiso casarse con ella, "porque, como era muy vasco, pretendía perpetuar su generación". Se siguieron quenendo, y Cuando su hija tuvo cinco años, Amparo le dijo un día a él:

-¡Pero que guapísimo estás!

-Es que voy a una boda -le contestó Juan.

-¿A cuál?

-A la mía.

"Me dijo que si yo le hubiera dado un hijo habría tenido mejor suerte, porque se habría casado conmigo. Se casé con una mujer que tampoco le. dio hijos. Pero todo eso estuvo bien, porque a mí me pegaba cuando quería, así que hizo justicia el destino".

Amor de madre

Con Juan vivió algunos días felices. Recuerda, por ejemplo, que cuando iba a verlo embarazada de Amparo, ella escribía los poemas en el tren, "apoyando el papel: en mi vientre a modo de mesa". Los versos aquellos serían la causa de que su segundo esposo la dejara. "Siempre tuvo curiosidad por ver lo que yo guardaba en mi armario personal. Cogió la llave un día, vio los poemas y sufrió un ataque de celos. Y mire que yo por entonces no miraba a nadie. Ahora puedo decir sin temor: 'Vaya chico guapo'. Pero antes, nada de nada. Cuando ocurrió eso podía tener 35 años".

Desde entonces, asegura que nunca hubo otro hombre. "No descarto a mi edad conocer un día a una persona con la que pueda vivir, sin necesidad de casarme ni nada de eso".

Pero de momento se limita a llevar una vida apacible en chándal dentro de, su piso cercano al paseo de Rosales. En chándal hasta que llegan las ocho de la noche, claro, porque entonces echa mano del armario, los pendientes de época y se viste de señora. "De artista", diría ella.

Un buen fin de semana puede ganar hasta 20.000 pesetas, que no le hacen ninguna falta porque cobra una buena pensión como funcionaria. "Pero mucho de ese dinero lo empleo en ayudar a los pobres".

Azafata del 'Un, dos tres'

Tiene dos hijas, y una fue azafata del Un, dos, tres... cuando Kiko Ledgard. "El otro día lo vi al Pobre y se le caía el moquito. Qué pena me dio". Tuvo dos hombres en su vida, ninguno la convirtió en su mujer y los dos. la hicieron desgraciada.Ahora canta a viva voz en el café del Ritz, en la Cava del Loco, en la Tetera de la Abuela, y en muchos otros sitios que deja en verano para patearse Ibiza. Allí se hospeda en una pensión y gana hasta 25.000 pesetas algunas noches. "Los más generosos son los que menos ostentación hacen al dar dinero, y doblan los billetes de hasta 5.000 pesetas como con vergüenza cuando lo meten en el bolso".

Dice que hace dos años que la gente no se ríe de ella. "Yo veía cómo se tapaban la boca para contener las carcajadas, y cómo continuaba hablando mucha gente de sus temas mientras yo, cantaba cosas preciosas".

Se fue a Marbella con sus labios pintados, las sombras en los ojos, sus anillos grandísimos, los tacones decadentes y su hija Raquel. "Nadie nos conocía, pero seguían riéndose igual; así que mi hija no quiso cantar más".

Una noche en Madrid, un grupo de borrachos la insultó con todo tipo de insinuaciones escatológicas y pornográficas. Otra noche, un grupo de cabezas rapadas se empeñó en que no cantara. "Tengo permiso del dueño" le dijo ella. "Nos da igual, cállate", respondieron. Se marchó sin rechistar. "Más que nada por no acarrearle problemas al dueño", apostilla.

Ésos fueron los dos únicos percances serios, aparte de los tres atracos con navaja. Los intentos de violaciones los sufrió antes de cantar.

A Amparo le gusta vivir la noche porque le ha ofrecido la oportunidad de ver hechos que a ella le parecen espléndidos, como cuando el dueño de un restaurante céntrico, una vez que ha cerrado el local, toca el violín con un cuchillo y unhueso de jamón. "Y hasta le saca melodías", dice entre risas.

La noche le ha dado también la posibilidad de conocer matrimonios y familias acogedoras que la invitaban a cantar en banquetes privados.

"Una chica se me acerco una vez muy tímida para decirme que sólo tenía ahorrado, por lo que le daban sus padres los fines de semana, 25.000 pesetas. Que si no me importaría cantar en su chalé de El Escorial, me preguntó. Cuando llegué al chalé, quedé absolutamente maravillada: cada mantelería tenía una cita literaria especialmente asignada a la persona que se sentaría allí. Y al lado de los cubiertos había también una hoja de árbol natural con el nombre mío en letras lavadas en plata".

Hace poco pagó casi 250.000 pesetas por unos cursos de desarrollo y fortalecimiento de la personalidad. Asegura que le dieron unos resultados inmejorables.

"Cada vez confío más en Dios. Él me da una fuerza increible. Ahora lo que tengo, como bien me dice mi hija, es complejo de superioridad, pero eso le viene magníficamente a una artista".

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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