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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cuestión de alma

A propósito de la reciente huelga de actores, quisiera hacer una pequeña reflexión, pues, por mi trabajo, estoy relacionada con la crisis cultural. Soy profesora de bachillerato, por mis manos pasan todos los años grupos de adolescentes, y preveo (como algunos de mis compañeros lúcidos) que esos jóvenes no van a llenar los teatros ni los conciertos, ni van a entrar en las librerías. No hay ningún culpable directo, ni es problema exclusivo de España, pero, saben, creo que nunca han estado niños y jóvenes tan abandonados a su suerte como ahora. En Suramérica se les asesina sin más trámite, no son nada, les falta lo esencial, y en el opulento Occidente, como en una contrafigura, lo tienen casi todo, pero les sigue faltando lo esencial.A pesar de toda esa apariencia de placer fingido que les muestran los medios de comunicación, se saben manipulados. Aunque los planes de estudios son cada vez más frívolos, aunque se bajan los niveles para que aprueben más, aunque se les adula descaradamente, están llenos de inseguridad, de nerviosismo, de desesperanza. No son culpables de creer que la cultura se reduce a un videojuego, a una canción ininteligible, ni de despreciar su propia lengua.

Dirán ustedes: ¿y qué hacen los profesores que no les enseñan la verdadera cultura? Yo no sé qué es eso, pero sí les puedo decir que un profesor de literatura, por ejemplo, ni siquiera con la ayuda de los mejores poetas del

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siglo XX puede competir con Rambo o con el alcalde de Marbella o con... o con... Es una cuestión de prestigio.

La labor de un profesor se mide por generaciones, no ofrece una rentabilidad inmediata para ningún Gobierno, ni requiere enormes inversiones, ni cotiza en periodo electoral. La educación, al igual que la cultura, no es asunto de muchísimo dinero, es algo que fluye entre seres humanos, una cuestión del alma, como dijo Juan Diego, y si el totalitarismo lo que quiere es controlar la, el capitalismo lo que persigue es trivializarla. Y además, ya saben, ni siquiera está científica mente comprobado que exista.-.

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