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El sol menguante

Japón afronta el bloque europeo y la recesión de EE UU con una economía menos fuerte

Juan Jesús Aznárez

El sostenido y alto crecimiento de la economía japonesa durante años, superior al de otros países industrializados, se ha detenido, y los últimos indicadores reflejan una tendencia hacia el desarrollo más lento aunque muy distante todavía de la recesión pronosticada por algunos expertos. El Gabinete de Kiichi Miyazawa prepara la adopción de medidas para corregir este cambio de tendencia. El parón coincide con la progresiva consolidación del bloque europeo tras la cumbre de Maastricht y el anunciado encapotamiento del mercado norteamericano.

El descenso del producto interior bruto (PIB) en el tercer trimestre de este año hasta un 0,4% (1,6% anual) frente al 0,7% (2,8% anual) del trimestre anterior, el más bajo desde 1989, alertó sobre la verdadera situación de una economía que había acostumbrado al mundo a crecimientos del 5%.La banca central no ha dado todavía movimientos bruscos, y retrasa un recorte sustancial de la tasa de descuento oficial hasta el primer trimestre del año próximo. Pocos sectores económicos han experimentado un bajón radical, a pesar de que la producción industrial descendió un 0,1% en septiembre y el gasto en obras públicas y en bienes de consumo de lujo disminuyeron también.

El pasado mes se efectuó una encuesta oficial entre 7.428 empresas y quedó demostrado que los indicadores de producción, operaciones y confianza de las principales sociedades habían bajado de 27 puntos a 13, y con negativos pronósticos a corto plazo. Este año, por primera vez desde 1980, está entrando en el país más dinero del que se invierte en el exterior, según el Banco de Japón.

Josen Takahashi, directivo del Instituto de Investigación Mitsubishi, indica que "parte del capital japonés colocado en el extranjero en los años ochenta vuelve a casa. La ralentización económica puede durar unos dos años". Hasta junio habían entrado 72.000 millones de dólares con una salida de 68.600 millones. Sin embargo, las exportaciones japonesas subieron hasta los 27.700 millones de dólares en el año fiscal 1990, mientras que las importaciones bajaban a una cifra próxima a los 20.000 millones.

El Banco de Japón se ha mostrado favorable a una cotización del yen frente al dólar que permita una mayor entrada de productos importados y el equilibrio de la balanza comercial con Estados Unidos y la CE. Potenciar la demanda interna y abrir los mercados son las otras dos medidas que favorece Yasushi Mieno, gobernador de la entidad.

En un marco relativamente incierto y con un superávit comercial que alcanzó en noviembre el récord de 8.649 millones de dólares (el 95, 1 % más que en igual mes un año anterior) el Gobierno confia en volver a un crecimiento del PIB del 3,5%, mediante una política fiscal más agresiva en las bebidas y tabacos y un ambicioso programa de inversión pública, incentivos y de concesión de préstamos para mejoras sociales y de promoción de industrias o modernización de las existentes.

Los bancos comerciales, sensibles a los desfavorables indicadores económicos han limitado los préstamos, por lo que el Ministerio de Finanzas -con un presupuesto de 883.000 millones de yenes para asistencia al desarrollo- proporcionará mayores fondos a organismos financieros semioficiales como el Banco de Desarrollo, para llenar el hueco.

Debilidad política

La significativa contracción de la economía japonesa, que deriva también de una tendencia mundial, ha sido consecuencia en parte de la política monetaria aplicada por el Gobierno de Toshiki Kaiku, calificado como el más débil del Grupo de los Siete, en sectores necesitados de ajustes estructurales.Sin un liderazgo político fuerte, el Gabinete de Kaiku promovió una política monetarista para anticiparse a la inflación, preservar el yen y, sobre todo, impulsar una demanda doméstica que evitase el desorbitado aumento del superávit comercial. Demasiados objetivos para tan poco tiempo y tan escasa capacidad de maniobra. Se dispararon los precios del suelo y la- especulación bursátil también; el dinero circuló en abundancia, pero disminuyó la inversión privada en equipamiento y se acentuó el estancamiento en el sector de la construcción (que en octubre cayó un 25% con respecto al mismo mes en el año anterior). Prosiguió asimismo un pobre registro en la venta de automóviles.

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