París recibió con entusiasmo la antorcha olímpica
La cuenta atrás para el año olímpico 1992 comenzó ayer con una espectacular ceremonia celebrada en París. François Mitterrand, Edith Cresson, Jacques Chirac y otras personalidades políticas y deportivas, y sobre todo 200.000 anónimos parisienses dieron en la capital francesa un entusiasta recibimiento a la antorcha que a partir del próximo 8 de febrero brillará en Albertville como símbolo de los juegos olímpicos de invierno. Los Campos Elíseos fueron el escenario de un gran espectáculo artístico y deportivo organizado por Patrick Dupond, la estrella del ballet francés.
A primera hora de la tarde, Edith Cresson dió la bienvenida en el aeropuerto parisiense de Roissy a la llama olímpica de Alberville. El fuego había sido encendido el pasado viernes en la localidad griega de Olimpia y desde Atenas había viajado a París a velocidad supersónica en un avión Concorde.El fuego, conservado en una lámpara de minero, fue presentado a la jefa del gobierno francés por dos niños de Albertville. Cresson encendió entonces la antorcha concebida por Philippe Starck, el diseñador francés de moda. Transportada por la campeona ciclista Catherine Marsal, esa antorcha comenzó su viaje hacia el centro de la ciudad. Fue la primera etapa de un recorrido a través de 57 ciudades franceses, durante el cual 5.500 adolescentes se irán relevando en la tarea de llevar el fuego sagrado.
Ese periplo culminará el próximo 8 de febrero en la ceremonia inaugural de los juegos olímpicos de invierno de Alberville, el fastuoso aperitivo de los Juegos Olímpicos en Barcelona. Unas 200.000 personas participaron en la recepción popular a la antorcha que el alcalde de París, Jacques Chirac, había organizado en los Campos Elíseos a última hora de la tarde. El fastuoso espectáculo costó cerca de 320 millones.
La antorcha de Albertville entró en la ciudad por la Puerta de la Villette procedente del aeropuerto de Roissy. Una hora después, penetró en la plaza de la Concordia y se desvió ligeramente hacia el palacio del Elíseo, para ser recibida por el presidente François Mitterrand. Jacques Chirac, que la esperaba en los Campos Elíseos, fue la tercera personalidad política que se sumó a este recibimiento.
El alcalde de París fue breve en su discurso. Acto seguido, el bailarín estrella de la Opera de Paris, Patrick Dupond, dió la señal del comienzo del espectáculo que había concebido para que la antorcha recorriera el tramo entre la encrucijada de los Campos Elíseos y el Arco del Triunfo.
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