Delincuentes
Leo sin asombro que, según el director general de Política Interior, Fernando Puig de la Bellacasa, sólo quedarán fuera del recién concluido proceso de normalización de extranjeros ilegales en España 1os delincuentes o las personas que no hayan querido acogerse". Mire usted por dónde.Qué fácil, desde la perspectiva que proporcionan un buen cargo y un buen apellido, considerar delincuentes a quienes lampan por nuestras alcantarillas esperando que les caiga alguna migaja de solidaridad. Delincuentes son, sin duda, aquellos a quienes el hijo de mala madre que les explota se niega a firmarles un contrato, porque eso le supondría tener que pasar de negrero -a menudo, literal- a empresario. Delincuentes serán también, imagino, aquellos a quienes se amenaza con echarles del cuchitril en que habitan si tratan de pasarse a la legalidad, arrastrando con ellos a sus amos. Delincuentes son, en definitiva, todos los emigrantes que nos tienen miedo, los que no nos entienden, ni comprenden nuestras leyes, ni han enido quien les explicara cuántos documentos necesitaban, a qué ventanilla había que acudir. De ventanillas sabemos mucho los españoles -ahora mismo estamos asomados a la de Maastricht, a ver qué nos dan, y hasta habríamos podido enseñarles algo a nuestros ilegales. Imposible. Estábamos, estamos, en otra cosa.
A lo mejor el señor Puig de la Bellacasa no ha querido decir lo que ha dicho y se trató tan sólo de un error de interpretación. Ya se sabe que los periodistas nos equivocamos mucho últimamente, cometemos nuestros errores y los de los demás.
Puede que no fuera la palabra delincuentes la que el director general de Política Interior pronunció. Tal vez quiso decir desgraciados. Si así fuera, le pido perdón.
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