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Ex diputado insobornable busca empleo

Miguel Ángel Olmos afronta el paro con la candidez con que rechazó 100 millones

Ángeles Espinosa

Lo suyo es de nacimiento, y lo reconoce. "No veo la política como una dedicación, sino como un sentimiento con el que se nace", explica Miguel Ángel Olmos, el ex diputado de la Asamblea de Madrid que en 1989 rechazó un soborno de 100 millones. Así que empezó de delegado de curso y ahora anda con el mono porque su forma de ser le ha dejado fuera del juego político y, de momento, también del profesional.

Verse en el paro es una tragedia habitual en nuestra sociedad, pero hacerlo después de haber tenido 100 millones fáciles al alcance de la mano debe de,cuando menos, suscitar la duda... "En absoluto", se apresura a aclarar Olmos con una mirada transparente que reafirma la sinceridad de sus palabras. Y por enésima vez explica que no, que no se ha arrepentido de haberlo denunciado.

Aún no termina de entender que algo que él considera normal suscitara tanto revuelo, y disimula el aburrimiento que le produce volver una y otra vez sobre el mismo tema. Pero Olmos, un jovial padre de familia de 33 años, sabe que si no fuera por aquello nadie se hubiera enterado de que había pasado a engrosar las listas del paro. "Espero que por poco tiempo", precisa confiado en que su amplio currículo como experto en gestión deportiva le permita salir pronto adelante.

"Soy licenciado del INEF, y al menos en este campo el nivel de paro es casi nulo. En última instancia, siempre puedo ponerme a dar clases en un colegio, pero ya lo hice y no es lo que más me atrae", explica. Con todo, Olmos está moviendo estos días todos sus contactos para intentar encontrar su oportunidad lo antes posible.

Y de política, ¿qué? De momento se conforma con presidir la asociación de padres de alumnos del colegio al que acude el mayor de sus dos hijos. En las últimas elecciones, Izquierda Unida, la coalición en la que participaba como independiente, le dejó fuera de las listas.

Llanero solitario

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"Adujeron que no me integraba en el movimiento ciudadano", relata un poco dolido. "No querían ni que hubiera sido diputado". Y es que, asegura, resulta "muy complicado que te acepten los bloques férreos de los grandes partidos". Denunciar aquel soborno con el que se intentó comprar su voto en una moción de censura contra Joaquín Leguina no hizo sino confirmar el recelo de sus compañeros. "Siempre me he sentido un poco desplazado, una especie de llanero solitario", reconoce Olmos. Con todo, el ex diputado niega que la corrupción sea la norma en la política. "No, este tipo de cosas pueden dar esa impresión, pero lo cierto es que son excepciones", asegura. "Si se llega a esa conclusión, tal vez no he sabido transmitirlo bien", reflexiona en voz alta. De lo que sí está convencido es de que su caso ha sentado un precedente y confía en que más gente se anime a denunciar las "corruptelas" que a menor nivel sí que cree se dan a menudo.En esas circunstancias, y en medio del "desasosiego" que como hombre de izquierdas le está produciendo el giro hacia el capitalismo del mundo, Olmos ha optado por volcarse en sus hijos. Ahora simplemente busca un trabajo, "a poder ser en la empresa privada", para sacarles adelante. "En un cargo público siempre estás vendido, y careces de solidez económica para tu fámilia", justifica.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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