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Último esfuerzo español para lograr la cohesión económica en Maastricht

La incertidumbre se mantiene hasta el último momento. Felipe González ha adelantado a esta tarde su viaje a Maastricht para convencer in extremis al canciller alemán, Helmut KohI, de que apoye la propuesta de cohesión (solidaridad económica de los ricos hacia los pobres) que estima imprescindible para que la más decisiva cumbre de la CE desde su fundación, que se inicia mañana, no acabe en fracaso, lo que comprometería el proyecto de Unión Europea.

González tiene para esta noche una apretada agenda de trabajo. No sólo está previsto que se reúna con Kohl -el hombre clave-, sino también con el presidente de turno de la CE, el holandés Ruud Lubbers -que navega entre dos aguas para que el barco de Maastricht no naufrague-, y el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors.Delors se presenta como el gran pesimista, señalando hasta 10 importantes obstáculos en el camino hacia el tratado de unión política y monetaria, amenazando con que el fracaso o un "mal acuerdo" puede forzar a dimitir al órgano ejecutivo de la CE y actuando como abogado del pelotón de cola comunitario, encabezado por España.

Por si quedaba alguna duda de las intenciones del Gobierno de Felipe González, el secretario de Estado para las Comunidades Europeas, Carlos Westendorp, lo ha dicho así de claro: "Sin cohesión no habrá tratado".

El pesimismo de los últimos días ha dado paso a una moderada esperanza de éxito que fuentes de La Moncloa basan en los siguientes hechos: que el proyecto de tratado, que recoge el principio de cohesión, abre camino a fondos de ayuda a los Estados menos desarrollados; que los Doce aceptan crear fondos estructurales para financiar en más del 50% proyectos en regiones pobres; que la Comisión propondrá correcciones si la cohesión se aplica insatisfactoriamente, y que las decisiones sobre capítulos clave de medio ambiente se adoptarán por unanimidad.

Los mismos medios estiman que, con todo y con ello, las propuestas de la presidencia holandesa son insuficientes, y que debería añadirse un artículo que recoja el principio de prosperidad relativa a la hora de fijar las contribuciones

al presupuesto de la CE. Así se lo hará saber hoy González a Lubbers. Pero es la actitud alemana la que, a fin de cuentas, puede resultar determinante. González ha apoyado siempre a Kohl cuando se ha acusado a éste de desatender la construcción europea para concentrarse en la unificación alemana. Aparentemente, hoy le pedirá que le devuelva el favor. Páginas 3 a 5 y 45 Editorial en la página 10

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