Un historial de guerra entre 'pijos' y 'paracas'
Los jóvenes que frecuentan la discoteca Benja no dudaban ayer en dirigir sus sospechas hacia los paracas como presuntos autores de las agresiones. Según ellos, desde hace unas semanas los militares vienen cada vez más a la discoteca para "meterse" con sus chicas. Los clientes habituales de la sala Benja son mayoritariamente considerados en la localidad como niños pijos. Éstos no ven con agrado que los paracaidistas les "coman el terreno".Numerosos fines de semana se producen incidentes a las puertas de este local. El pasado fin de semana cuatro militares amenazaron y rodearon a una chica y a su novio, quien tuvo que "rescatarla" y marcharse ambos a toda prisa para evitar males mayores. Ese mismo día, el dueño del Benja tuvo que pedir a seis paracaidistas que abandonasen la discoteca cuando, con unas copas de más, se dirigieron a otro grupo buscando pelea.
En el verano de 1990 se registró en la misma discoteca un incidente similar al del viernes, cuando un grupo de 50 o 60 paracaidistas se presentaron con la cara descubierta y comenzaron a volcar todas las motocicletas aparcadas. En aquella ocasión, según el propietario, los incidentes. no llegaron a mayores, "porque se pudo hablar con los paracas ".
Estos querían vengar a unos compañeros que habían sido agredidos la semana anterior. El dueño les invitó entonces a entrar y a que sacaran de la discoteca a los que habían golpeado días antes a sus amigos y"dirimieran sus diferencias" en la calle.
Los incidentes entre paracaidistas y jóvenes alcalaínos han sido frecuentes. En junio de 1987, un sargento de la brigada hirió al limpiacoches Saturnino Heras, de 27 años, que quiso limpiar el cristal delantero del coche del sargento, cuando se encontraba parado ante un semáforo en rojo, pese a la negativa de éste. Tras dispararle con su arma, el suboficial se dirigió a tomar unas copas en un bar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.