La dispersión ha roto la unidad de la organización
La puesta en marcha de la política de dispersión de los presos de ETA por las distintas cárceles españolas, a principios de 1987, supuso un fuerte golpe al mundo que rodea a este colectivo. Hasta esa fecha se encontraban concentrados los más de 500 militantes de esa organización en las cuatro o cinco prisiones que la Dirección General de Instituciones Penitenciarias calificaba de "máxima seguridad".Eso permitía al organismo encargado de los presos, Gestoras Pro-Amnistía, tener un control y mantener una organización que hacía posible la comunicación fluida entre los encarcelados y sus familiares. La dispersión geográfica del contingente de presos de ETA provocó una grieta en el bloque monolítico que hasta entonces se había mantenido en ese mundo.
La isla de Gran Canaria es la que alberga entre los muros de su prisión del Salto el Negro a los activistas de la organización terrorista que la Justicia ha considerado más peligrosos, a tenor del número de años de condena que les han impuesto los tribunales.
Esteban Esteban Nieto e Iñaki de Juana Chaos son los presos que tienen sobre sus espaldas mayor número de asesinatos y las penas que recaen sobre ellos han sido cifradas en 2.732 años. Entre 700 y 200 años tienen como condena Daniel Vidal Magallanes, Jesús María Zabarte, Jon Etxaindia y Patxi Cabello. Los etarras que tienen penas similares a las de éstos se hallan repartidos por las dintistas prisiones de España, no más de dos por centro.Situación de preventivos
Las cárceles de Alcalá de Henares, Carabanchel y Herrera de la Mancha son las que tiene el grupo más numeroso de prisioneros etarras, en torno a 30 por cada uno de lo, centros. La mayoría de estos presos se encuentran en situación de preventivos, en espera de ser juzgados o condenados.
Esta es una situación que comparten algo más de un centenar del colectivo de presos de la organización ETA. Otro grupo importante de estos reclusos ha sufrido condenas inferiores a los 10 años. Los datos facilitados por las Gestoras Pro-Amnistía señalan que la mayoría de los presos se encuentran en régimen de primer y segundo grado. Se desconoce el número de etarras que ha aceptado el tercer grado o régimen abierto. Solicitar beneficios penitenciarios ha supuesto para alguno la expulsión del autodenominado colectivo de presos.
Este grupo de prisioneros está actualmente protagonizando una huelga de hambre pidiendo el reagruparniento de los todos ellos en las cárceles vascas que ha pasado totalmente desapercibida. En los centros penitenciarios del País Vasco se encuentran aquellos penados más proclives a la adopción de medidas de reinserción.
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