El peso del miedo
La desconfianza de los inversores ante el futuro del mercado de valores se puso de manifiesto ayer por la mañana cuando un simple rumor provocó una corriente vendedora que hizo caer el índice algo más de dos puntos.Poco después, cuando se impuso la cordura, la Bolsa de Madrid recuperó el ritmo habitual de los últimos días, concentrando su atención en el goteo a la baja. Las reacciones histéricas de los inversores ya no sorprenden a nadie, pero el poso que ha dejado esta situación en el mercado es el que de la figura de vuelta todavía no está a punto, es decir, que todavía hay papel suficiente para garantizar unos cuantos días de incertidumbre. En esta sesión apenas se concedió importancia alguna a los datos económicos, ya que lo único realmente importante era no dejarse atrapar, una vez más, por una situación de crash.
La diferencia con la caída del pasado mes de agosto, debida a las mismas causas que las actuales, estriba en el nivel de los precios, en esta ocasión por debajo del mínimo alcanzado en aquella jornada, lo cual guarda una relación muy directa con el grado de desconfianza de los inversores en el mercado. Al final de la sesión, el índice consiguió un ligero repunte de cinco centésimas que no logró devolver la tranquilidad al mercado bursátil.
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