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Severa dieta en la Guardia Real

El malestar deja sin apetito a los encargados de la seguridad del Rey

Miguel González

El martes 5 de noviembre, ninguno de los 30 miembros de la Guardia Real que vigilaban el palacio de la Zarzuela entró al comedor. Después de que los mandos advirtieran de los riesgos de persistir en su actitud, 11 recuperaron el apetito. Los 19 restantes excusaron la invitación con distintos motivos. Horas después, los 19 desganados eran relevados de la guardia y sometidos a un interrogatorio hasta la mañana siguiente.

Un oficial jurídico les preguntó, uno a uno, por la causa de la simultánea y masiva negativa a comer y por los nombres de los promotores de la iniciativa. Aunque todos atribuyeron a la casualidad la coincidencia en ponerse a dieta, el mando lo interpretó de manera distinta. El mismo miércoles fueron sancionados con un mes de arresto, máximo castigo previsto para las faltas leves, por "hacer reclamaciones o peticiones prescindiendo del conducto reglamentario".Según el expediente disciplinario, la negativa a comer tenía por objeto "mostrar su desagrado por el excesivo servicio y situación de incertidumbre por el futuro de su escala". En lo único en que sancionados y sancionadores están de acuerdo es en que el servicio que realizan los miembros de la Guardia Real es "excesivo" y en que la unidad vive una "situación de incertidumbre". Desde que la Ley del Personal Militar, en vigor desde el 1 de enero de 1990, declaró a extinguir la escala de la Guardia Real no se ha producido ningún ingreso en la misma.

Por el contrario, numerosos guardias (más de 200, según fuentes del regimiento) se han dado de baja, la mayoría mediante el pase a la reserva activa por motivos psicofísicos. Otros tantos se habrían ido, confiesan, si no les retuviera la esperanza de que la futura integración de la Guardia Real en la Guardia Civil, prevista por ley, incluya una alternativa más favorable para quienes no quieran entrar en el instituto armado.

Las plantillas de la Guardia Real se encuentran bajo mínimos, y ello se traduce, según algunos de sus miembros, en que "se ha reducido la vigilancia en La Zarzuela", y, según otros, en que se cumplen idénticos servicios con mucho menos personal, a costa de prolongar la jornada de trabajo. Esta última situación se produce, especialmente, con motivo de las visitas de jefes de Estado extranjeros, que se alojan en el palacio de El Pardo.

Doblar servicio

Durante la reciente estancia en España del presidente de Perú, Alberto Fujimori, algunos miembros de la Guardia Real se vieron obligados a "doblar servicio" de vigilancia, tanto en El Pardo como en La Zarzuela, lo que les supuso empalmar una guardia de 24 horas con otra de seis, trabajando 30 horas seguidas. Situaciones similares se producen cuando hay audiencias o presentación de cartas credenciales en el Palacio de Oriente o durante los desplazamientos de la familia real a Marivent (Mallorca) en verano."No tenemos nada en contra de la familia real, sino todo lo contrario", aclara un guardia profesional con 20 años de servicio y 120.000 pesetas mensuales de sueldo antes de desgranar un largo rosario de reivindicaciones: "Ganamos menos que la Guardia Civil o la Policía Nacional"; "nos tratan como si fuéramos soldados de reemplazo, cuando a algunos les falta poco para jubilarse"; "pasamos las noches de guardia a la intemperie, a muchos grados bajo cero y sin poder ni siquiera hacer lumbre"; "la mayoría de las vacantes de oficial y suboficial se cubren con personal procedente del Ejército".

Hay quien sugiere que el reciente suicidio de un guardia real en los jardines de Palacio no es ajeno a la tensión en que viven. De los alrededor de 1.700 miembros que tiene actualmente la Guardia Real, más 450 voluntarios especiales de la mili, menos de un millar son profesionales.

Las dos compañías de armas, cuyas plantillas teóricas ascienden a 440 hombres, en la realidad no pasan de 320, según miembros de las mismas. Es en ellas donde ha prendido con más fuerza el descontento. El Ministerio de Defensa fía la solución al próximo decreto de integración de la Guardia Real en la Guardia Civil, cuyo alumbramiento se anuncia próximo y cuya gestación ha costado dos años de negociaciones con Interior.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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