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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Convalecencia o recuperación

LA DIVULGACIÓN la pasada semana del crecimiento, de la economía estadounidense durante el tercer trimestre constituye el primer atisbo oficial del posible abandono de la recesión económica en aquel país. La tasa de crecimiento del producto nacional bruto (PNB) del 2,4% anualizado frente al tercer trimestre anterior, aunque inferior a la generalidad de las previsiones iniciales, es la primera variación positiva de ese indicador tras tres trimestres negativos anteriores, que expresaban la descripción estadística de un cuadro recesivo. Este inicio oficial de la recuperación no despeja, sin embargo, las incertidumbres que siguen pesando sobre el futuro de aquella economía, de las que en estos días se hacen eco los mercados financieros. Tampoco reducen la necesidad de arbitrar políticas económicas que procuren estimular adicionalmente la expansión. No faltan razones en que amparar la inhibición de los agentes económicos estadounidenses. En primer lugar, ese tardío crecimiento es inusualmente reducido cuando se compara con las anteriores fases de recuperación que han sucedido a las recesiones experimentadas por la economía de EE UU desde el final de la Segunda Guerra Mundial. En ningún caso las tasas de crecimiento del PNB se situaron por debajo del 5% en términos anuales.

En segundo lugar, el resto de los indicadores que han aparecido simultánea o posteriormente al PNB en el tercer trimestre no terminan de respaldar esa reactivación con la intensidad precisa. Es el caso, por ejemplo, del descenso del índice de con fianza de los consumidores correspondiente a septiembre (de, gran significación en toda recuperación, pero especialmente en los momentos actuales, en los que la importancia relativa del consumo es tan grande); de las ventas de viviendas, muy inferiores a las esperadas" de la baja en los pedidos de bienes industriales; de la destrucción de 1.000 empleos en octubre (se esperaba la creación de 20.000); de la variación también negativa en el índice que expresa las opiniones de los directivos de compras de las empresas (NAPM) o en el del conjunto de los denominados indicadores adelantados. Es precisamente al conjunto de esos síntomas a que los mercados financieros en especial los de divisas, en los que el dólar ha registrado significativas depreciaciones- atribuyen una mayor significación en la, identificación del tono que presenta aquella economía. Los analistas que anticipan la posibilidad de una nueva recesión se basan, por extensión, en ese sentimiento de debilidad en la recuperación. Son los que, en definitiva, prefieren caracterizar la situación actual, en el mejor de los casos, como de convalecencia en lugar de recuperación.

La reacción de la Reserva Federal el pasado miércoles al reducir en un 0,5% -hasta el 4,5%- la tasa de descuento era, por tanto, previsible, y de hecho algún banco comercial estadounidense ya se anticipó a la misma reduciendo hace una semana su tipo de interés preferencial (el que aplica en sus créditos a los mejores clientes). Tras ese movimiento, los tipos de interés en Estados Unidos se sitúan en su nivel más bajo desde comienzo de los setenta y acentúan su diferencia frente a los vigentes en el resto de los países industrializados. Queda por ver si esa relajación tiene los efectos estimuladores necesarios en un país con, un elevado endeudamiento y un sistema bancario que, con sus reticencias a incrementar sus préstamos, parece querer purgar algunos de los excesos cometidos durante la pasada década, causantes de su vulnerabilidad actual.

El factor político surge con las propuestas de los correligionarios del presidente Bush, partidarios del recorte en alguna de las modalidades de imposición directa (impuestos sobre las rentas medias y el correspondiente a las rentas de capital, fundamentalmente). Propuestas formuladas en base a la continuidad en los indicadores expresivos del debilita miento de la economía. Una alternativa tanto más verosímil cuanto más, próximas estén las elecciones en aquel país. Es evidente que el nuevo contexto internacional propicia la reducción de los gastos de defensa, lo que, a su vez, ampara la reconsideración del acuerdo presupuestario actualmente en vigor y, en última instancia, la posibilidad dé ínstrumentar esos incentivos fiscales de tan directa y notoria rentabilidad política.

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