Las tristes cuentas del capitán Bob
El imperio de MaxweIl, comparado con una nebulosa inextricable entretejida de intereses personales y familiares, comenzó hace seis meses a tener serios problemas financieros. Artista en mostrarse siempre impenetrable en sus finanzas, de nada le sirvieron en esta ocasión sus artimañas para inflar la venta de las acciones del Mirror Group.Se desveló entonces que las empresas de MaxweIl tenían una deuda de unos 75.000 millones de pesetas. Muchos pensaron que esta cantidad, considerada como pérdida acumulada, era muy significativa, en una constelación de medios que alcanzó en 1990 un volumen de negocios que superaba los 230.000 millones de pesetas, lo que le colocó como el quinto grupo europeo después de Reed International, Fininvest, Bertelsmann y Hachette. No obstante, en su cuenta de resultados aparecieron en el último ejercicio unos -beneficios de 25.000 millones de pesetas.
MaxweIl, que solía repetir que al filo del 2000 sólo habría en el mundo 10 empresas multimedia y que éstas se repartirían la casi totalidad del pastel comunicativo, no ha logrado dejar encaminado su imperio hacia este objetivo en que empleó gran parte de su vida. Los dos pilares de su negocio estaban constituidos por el grupo de edición profesional MaxweIl Communication Corporation y el grupo de prensa Mirror Group Newspaper. En la primavera pasada, Robert Maxwell puso en la presidencia de ambos grupos, a sus hijos lan y Kevin.
Tentáculos
El capitán Bob, como le llamaban sus colaboradores, poseía igualmente intereses en The European (el semanario en inglés para Europa en el que invirtió a fondo perdido); Daly News, de Nueva York (cerrado el pasado mes de marzo); en publicaciones alemanas, y en el diario británico The Independent.
El Mirror Group Newspaper, que comenzó a cotizar en Bolsa con un 49% el pasado mes de mayo, comprende los diarios británicos Daily Mirror y Daily Record, los semanarios Sunday Mirror, The People y Sunday Mail, así como las publicaciones deportivas The Sporting Life y The Sporting Life Weekender. Maxwell poseía también participaciones en las empresas canadienses Printing Inc. (un 25,8%) y Donohue (26,4%). Sus tentáculos llegaban hasta Estados Unidos, donde tenía el 70% de sus activos (MacMillan, Collier, Official Airlines Guides y una participación de un 56% en Berlitz).
Su experiencia audiovisual no fue muy positiva para este defensor del multimedia. Tuvo que vender el 10% de participación en TFI, en Francia. En el Reino Unido se retiró en 1990 de toda actividad audiovisual en la cadena Central TV (un 20%), Music TV (5 1 %) y en British Cable TV. MaxweIl probó también fortuna en la industria audiovisual española al adquirir en 1988 un 10% de Canal 10, -que a su venta era ya un 20%-, primer canal de televisión privada, que emitía desde Londres. Esta aventura le supuso unas pérdidas de 1.000 millones de pesetas.
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