Gitanos
El normalmente silencioso señor Rafael Vera, un hombre seguro al frente de importantes departamentos de nuestra seguridad, acaba de abrir la boca y ha informado a la opinión pública que un 70% de la distribución de la heroína pasa por los gitanos. Si el señor Vera hubiera hecho estas declaraciones acompañándolas de otras estadísticas, por ejemplo, de cuántos gitanos reciben un trato social como el de los payos cuántos son realmente los implicados en el pequeño tráfico, y, sobre todo, si las hubiera hecho en tiempos de tranquilidad antirracista pues bueno: la verdad ni temen ofende. Pero es que al señor Vera se le ha puesto la boca blanda en un momento en que la caza del gitano, del moro o del drogadicto se ha convertido en deporte cívico, ahora a practicar con el argumento de que un 70% de la heroína que corre por las venas de España la distribuyen precisamente, esos oscuros y amenazadores personajes que ya no se conforman con robar gallinas o cantar el Lerele.
Claro, si comparamos el número de gitanos implicados en el tráfico de heroína con el número de ex alumnos de un colegio tan patriarcal como el del Pilar (por poner un ejemplo) implicados en el mismo negocio, los gitanos son más culpables de la circulación de heroína que los ex alumnos del Pilar. ¿Consecuencias a extraer de este dato? Que de haber ido todos los gitanos, absolutamente todos, al colegio del Pilar, la heroína la venderían otros, pero nunca, nunca, los gitanos. La heroína siempre la venden "los otros", los que han llegado tarde a los demás tráficos, sea el de acciones bancarias o sea el de lenguajes, y la consumen también "Ios otros", esos insatisfechos que no agradecen que les monten Quintos Centenarios Olimpiadas, capitales culturales o reconversiones industriales. Cuidado con los gitanos y con los perdedores aunque no sean gitanos.
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