La casa del pobre
La Bolsa no está para alegrías, y mucho menos si se las proporciona sólo un valor, aunque en este caso había detrás un dinero importante que estuvo a punto de darle alas al mercado. El problema estaba en cómo se repartía ese dinero, y es que cuando un valor acapara el 30% de la contratación del mercado bien está que suba ese valor, pero el resto debe ganarse las plusvalías por su cuenta. En estas últimas sesiones, los cuidadores dejaron que sus valores sufrieran un efecto de simpatía con la situación de las matildes, y algunos lo consiguieron, pero un dinero tan fácilmente ganado se merece una retirada inmediata, como así ha sucedido. Si además se tiene en cuenta el efecto cierre, es más que comprensible que la Bolsa no haya aguantado la presión y que haya vuelto a acercarse a la zona del 265%.El Banco de España repitió, como cabía de esperar, el tipo de interés en la subasta decenal de certificados, un dato suficientemente conocido por el mercado y al que sólo se le puede añadir el factor tiempo en cuanto a su duración. Wall Street logró mantener el tipo en las dos primeras horas de mercado y contribuyó a darle al cierre un tono algo más sostenido, aunque, como siempre, hay que cuestionar la actividad de esos últimos minutos. El índice bajó 1,05 puntos.
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