La joyera disparo dos tiros al atracador, y no sólo uno

Miguel Rodríguez Cancho, el atracador muerto por la dueña de una joyería el pasado 14 de octubre, no recibió un disparo, sino dos, según mantienen los dos médicos forenses presentes ayer en la reconstrucción de los hechos. El ahogado del otro atracador (José Enrique Galiano), que resultó ileso, interpreta que de las explicaciones de los forenses se desprende que el delincuente recibió un primer balazo en la región supraescapular derecha (zona alta de la espalda) y un segundo impacto en la zona superior y central de la cara anterior del tórax, mientras caía tras darse la vuelta.

La titular del Juzgado de Instrucción número 4, Susana Polo, confirmó también que existe un informe médico según el cual el cuerpo de Rodríguez Cancho recibió dos balazos. La juez matizó que el documento aún no estaba firmado por el forense, por lo que, aseguró, no lo considera todavía una prueba firme.A las seis de la tarde de ayer, todas las partes implicadas en los hechos acudieron a la joyería de la calle de Atocha para participar en la reconstrucción de los hechos.

Según el abogado de oficio de José Enrique Galiano, los forenses mantuvieron durante tal reconstrucción del atraco que una de las balas disparadas por Carmen Jiménez, la dueña de la joyería Alvioro, entró por la espalda en el cuerpo de Rodríguez Cancho, por la región supraescapular derecha, siguió una trayectoria oblicua y se alojó, bajo la piel, en el costado izquierdo. El segundo proyectil le entró por delante, en la parte baja del cuello, y siguió un trayecto hacia abajo, paralelo al eje principal del cuerpo, para alojarse en la parte baja del abdomen. Esta trayectoria se explica al ser disparado el cuerpo del atracador mientras caía tras el primer impacto.

De la reconstrucción del atraco a la joyería, que duró ayer tarde 50 minutos, se desprende, según el letrado de Galiano, que la joyera fue amenazada con navajas por los atracadores en la mañana del día 14 de octubre, que la pusieron en cuclillas. Cuando llegó su marido al establecimiento oyó gritos de "mátala, mátala", proferidos por los asaltantes. Cuando se iban, Carmen disparó, el atracador se volvió, y ella apretó de nuevo el gatillo. Este relato de los hechos, que, según este abogado, fue confirmado por el atracador presente en la reconstrucción, se contradice con una primera versión según la cual, cuando el marido de la joyera, Álvaro Anguas, llegó al establecimiento, su mujer ya había disparado contra el atracador mientras éste se daba a la fuga.

El abogado de Carmen Jiménez, Pedro Romero, se negó a facilitar cualquier información de la reconstrucción practicada por la juez Polo.