Los madrileños desahogan hoy su repulsa
Los madrileños podrán expresar esta tarde en silencio por las calles del sur de la ciudad la repulsa que sienten Iras los atentados ocurridos ayer. La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos y los sindicatos Comisiones Obreras y UGT difundieron ayer un comunicado conjunto en el que convocan una manifestación para las siete de la tarde en la calle de Camarena, en el barrio de Aluche, uno de los lugares de las explosiones. Los vecinos de la capital sufrieron ayer una auténtica psicosis de bombas y falsas alarmas, y soportaron después con resignación la Operación Jaula montada por el Cuerpo Nacional de Policía en su intento de dificultar la salida de la ciudad a los supuestos autores de las tres acciones terroristas.
La manifestación comenzará en el cruce de las calles de Camarena, Duquesa de Parcent (donde estalló otra de las bombas) y Los Yébenes, y continuará hasta el final de la calle de Camarena.
Los ciudadanos de la capital podrán así expresan su condena por tres atentados que llenaron de sangre y sobresalto la mañana madrileña. Los más afectados fueron los vecinos de Aluche y de La Latina, muchos de los cuales oyeron las explosiones. La mañana transcurrió para ellos entre las sirenas de las ambulancias, los bomberos y la policía y entre las noticias que iban sumando víctimas. Todo ello despertó un cierto pánico colectivo, alentado por falsos temores y alarmas.
El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, hizo unas declaraciones para tranquilizar a la población. "Pido a todos los madrileños", dijo, "que dentro de este día aciago, en donde ya ha habido una persona muerta y algunas están gravísimas, que mantengan la calma, que todos cumplan con su trabajo. La misión de los autores es sembrar el desconcierto, de ahí nuestra obligación de mantener la calma. Es además el mejor tributo que podemos rendir a las víctimas".
El llanto de los chavales
"Nunca he visto llorar tanto, ni en un funeral", decía un chaval en el barrio de Aluche. A la hora del recreo, en el colegio Buenaventura de la Virgen María, de las irlandesas -donde estudia Irene Villa, herida en uno de los atentados-, había 600 niños, con sus uniformes verdes, llorando, llamando a sus casas; madres que recogían a sus hijos, y alumnos que saltaban la tapia para escaparse, presas del pánico. "Una emisora de radio afirmó que en el colegio había una bomba", decía Isabel García, la directora, intentando controlar aquel caos. Pero lo único que estalló fue el llanto de muchos chavales y el de las amigas de Irene Villa, de su clase de octavo A. Sólo sabían que a las nueve y cuarto su compañera no estaba en clase.
No sólo el pánico afectó a los madrileños. Las emergencias sanitarias de la ciudad quedaron desprotegidas. Seis de las ocho unidades de vigilancia intensiva móviles del servicio de urgencias del Insalud fueron destinadas a la atención de los heridos. Incluso dos de ellas tuvieron que desplazarse hasta el Canódromo de Canillejas (en San Blas), después de recibir el falso aviso de que se había producido un cuarto atentado.
Al poco de producirse las explosiones, el Cuerpo Nacional de Policía montó la Operación Jaula, un dispositivo previsto para cualquier tipo de atentado en la capital. No obstante, se produjeron algunos huecos. Por ejemplo, una hora después del primer atentado ningún control vigilaba la salida hacia Valencia.
Los políticos madrileños mostraron ayer su dolor después de conocer los atentados y visitar los lugares donde ocurrieron. El presidente regional, Joaquín Leguina, manifestó: "No es que me falten palabras para calificarlos, cualquier persona bien nacida las tiene, pero quizá sea conveniente aguantárselas". "Lamentablemente", agregó, "estos atentados ocurren con más impunidad en Madrid que en otros sitios".
El portavoz del PP en la Asamblea regional, Alberto Ruiz Gallardón, declaró: "Nuevamente Madrid ha sido el escenario elegido para los atentados sangrientos cometidos por asesinos a sueldo". El presidente de la Asamblea de Madrid, Pedro Diez, de IU, hizo un llamamiento a los ciudadanos a la convivencia pacífica y el rechazo a la violencia. El pleno de la Asamblea guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados.
Juan Barranco, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, pidió "serenidad y firmeza" y destacó el deseo de los madrileños de vivir pacíficamente.
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