Recuerdo de un buen político y un gran amigo
La vertiente más conocida de Rodríguez Sahagún ha sido, evidentemente, su tarea política. Desde su nombramiento como ministro de Industria en una etapa de profunda crisis económica hasta su último tramo al frente del Ayuntamiento de Madrid ha tenido responsabilidades públicas diversas. Siempre supo salir airoso de cometidos difíciles y para los que parecía exigirse unos conocimientos especiales. Su secreto fue utilizar las mejores herramientas que pueden emplearse: trabajo infatigable, inteligencia e ilusión. Como hombre de partido, todos los que integramos el CDS tenemos contraída con Agustín una deuda que probablemente no saldaremos nunca.Su vida privada era, obviamente, poco conocida, pero no menos admirable. Hombre honesto, siempre preocupado por practicar como ciudadano lo que predicaba como político y con un sentido de la amistad y del compañerismo que tuve el privilegio de conocer muy de cerca. Su marcha nos deja un hueco muy dificil de llenar, y su vida es un ejemplo para todos sus compañeros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.