César Rincón

fue recibido en Bogotá en la fría noche del jueves con un calor inesperado y honores de ídolo nacional. A pesar del retraso con que aterrizó el vuelo de Rincón desde Madrid -inicialmente la llegada estaba programada para las 7.30-, a las 23.30 del jueves, nada más pisar tierra, el torero fue alzado a hombros y una banda popular entonó las notas del himno nacional. Enseguida, César Rincón, que seis meses antes había salido por la misma puerta rumbo a España y con la máxima esperanza de lograr 20 corridas, se perdió por un instante bajo una lluvia de claveles rojos. "Torero, torero", le gritó la multitud, que se agolpaba, sin importarle lo avanzado de la hora, informa Pilar Lozano. Después, el matador de toros, montado en un camión, acompañado por el alcalde y rodeado de una decena de policías, recorrió lentamente la avenida que une la terminal aérea con el centro de la ciudad. El gran homenaje de bienvenida, sin embargo, fue ayer. A las nueve de la mañana, Rincón subió a un coche de bomberos y recorrió la ciudad acompañado de una multitud que agitaba pañuelos blancos. Luego, el alcalde lo condecoró y hacia el mediodía entró en la Casa de Nariño, sede presidencial. Lo recibió el presidente, César Gaviria, quien colocó en el pecho del torero la Cruz de Byllacá, la máxima distinción que concede Colombia a sus seres más queridos.