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Los Jerónimos

La iglesia de los Jerónimos tiene aparcamiento propio. Está situada en una zona privilegiada, con el Museo del Prado en el frente y el parque del Retiro en la espalda. Un Rolls y varios coches de lujo se han situado en el recinto amurallado que rodea el templo. "Máximo una hora", reza la placa en la entrada del estacionamiento. Se puede aparcar sólo para oír misa.Dos jóvenes mendigas de buen aspecto se sientan en las escalinatas de acceso a la iglesia. Una señora de traje morado les da unas monedas y les dice: "Cuidad a vuestra abuela, por favor, ¿eh?, que ella os ha cuidado a vosotros mucho". Da la sensación de que mendigas y señora se conocen de toda la vida.

El templo tiene 30 filas de bancos, con 10 plazas por fila, y está repleto. Unas 300 personas. En los bancos delanteros predominan los fieles de avanzada edad; y más atrás se sitúan matrimonios jóvenes. Acudieron algunos niños, pero apenas hay muchachos quinceañeros o veinteañeros. Varios feligreses llevan los periódicos bajo el brazo, cuyas primeras páginas ojean con disimulo. durante la ceremonia. Predominan los trajes de domingo, pero también se ve algún chándal (concretamente, una experta periodista de la información política).

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Fe, elegancia y distinción

Tras las lecturas litúrgicas, el oficiante habla del divorcio. "Moisés consintió el divorcio, por la terquedad de aquel pueblo". Pero luego Jesucristo sentó las bases para el criterio del pueblo de Dios: "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre".

"Háy leyes legales", explica el sacerdote, "que no son leyes morales, porque están en contra de la ley de Dios". Y, para argumentar la homilía, aporta después algunos ejemplos: "Cuando hay una epidemia en la cosecha, se ataja enseguida para que no se extienda; cuando hay una enfermedad que se generaliza, los médicos buscan el virus para impedirlo. Pero ¿qué hacemos nosotros para evitar la epidemia del divorcio?". El oficiante atribuyó este mal a un "seudoprogresismo de moda", que lleva "al amor libre, a la poligamia, al divorcio"; y todo ello no hace sino ocultar que "el amor se ha corrompido". "Recemos por esos matrimonios", concluyó.

La música que suena procede de un afinado órgano, al que se añade un tenor solista.

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