Jabatos entre Las Matas
Vecinos de la sierra alimentan a los jabalíes que escapan de la superpoblación de El Pardo
Carlos Menem, Gil-Robles, Pitufín, El Morrazos y Lola Flores bajan todas las noches a cenar a Las Matas, zona residencial situada en el término de Las Rozas, en el noroeste de Madrid. Todos ellos están hechos unos jabatos y comen a la carta. Macarrones con tomate, arroz blanco con huevos y zanquitos de pollo aderezados con mondas de patatas son sus platos predilectos. Estos jabalíes, que escapan de la superpoblación del monte de El Pardo, han sido adoptados y domesticados por los vecinos de este pueblo de la sierra norte madrileña, a la espera de que no se cumplan dos amenazas: las batidas que la Agencia del Medio Ambiente pretende autorizar y el inicio de la temporada de caza, que comienza el día 12.
Carlos, un vecino que lleva 14 años viviendo en Las Matas y que trabaja en un taller de Villalba, fue el que descubrió la llegada de los jabalíes, y sus niños, ahora ya habituados, se convirtieron en los primeros que se les aproximaron para domesticarlos. Su casa está frente al des campado donde aparecieron por primera vez, hace ya varios años, en el camino de El Garzo. "Entonces venían algunos, de forma aislada, pero este verano hemos llegado a contar hasta 29 la misma noche", dice Carlos con el asentimiento de la concurrencia,La tertulia
Porque, al margen de la novedad de que unos animales salvajes coman en la mano de los niños y acudan fielmente todos los días a la misma hora al mismo sitio, lo más interesante se monta alrededor de la tertulia nocturna que congrega en el lugar a numerosos vecinos.
Llegan después de cenar, paseando, en coche o en moto, hacia las once de la noche, y entonces, los jabalíes, que los divisan desde lejos, se agolpan para recibir su ración.
Los vecinos, que después de tanto tiempo se han convertido en sus cuidadores, les dan de comer, sobre todo sobras, pero también hay excepciones.
José, que presume de ser natural de Las Matas, hace gala de sus evidentes gustos gastronómicos y asegura que los jabatos se pirran por los zanquitos de pollo.
José ha probado con éxito hacerles macarrones con tomate y trocitos de Jamón. "Se vuelven locos", corrobora.
Los niños, que han sido sus principales defensores, se encargan de ponerles los nombres y los apodos, especialmente relacionados con ministros y políticos: "Porque como vienen y se van...", apunta José en tono irónico. "Ésa es Lola Flores, por lo de los lunares; aquél, Gil Robles, porque tiene mucha cara [se refieren al histórico líder de la CEDA]; este otro, Menem, pues por las patiilas".
Preocupación
Los vecinos, que acuden diariamente a la cita con sus invitados desde mediados de Junio, están preocupados ante el inicio de la temporada de caza, el próximo día 12.
Las primeras amenazas de los furtivos cazadores ya se han cebado con El Morrazos, el líder de la manada, que ha desaparecido tras dejar sobre el asfalto de la calle un charco de sangre.
Otro de los ejemplares tiene un navajazo perfectamente loca lizado sobre el lomo.
La Agencia del Medio Ambiente (AMA) se ha pronunciado ya, y se ha mostrado favorable a las batidas.
"Hay una superpoblación de jabalíes en toda la comunidad, y especialmente en el monté de El Pardo, por lo que este año vamos a permitir más batidas", explica Luis Maestre, director de la institución, dependiente del Gobierno regional de Madrid.
José Manuel Nicolás, responsable del Parque Regional de la Cuenca Alta, autoriza todas las temporadas 12 cacerías controladas, pero aun así señala que los cazadores no terminan ni con 200 ejemplares.
Portavoces de la Agencia del Medio Ambiente explican que no resulta aconsejable trasladar los jabalíes que sobran en Madrid a otra comunidad autónoma, porque en su mayor parte son híbridos de cruces con cerdos, que podrían degenerar la especie de la zona autóctona adonde se trasladen.
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