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Grupos familiares contra la violencia piden la supresión de la 'mili' obligatoria

Diecisiete mil denuncias de mujeres por malos tratos; 85 parricidios imputados a hombres; 250.000 niños maltratados al año son algunas de las cifras relativas a 1990, en las que se basa la Unión de Asociaciones Familiares (Unaf) para hacer un llamamiento contra la cultura de la violencia. Entre las peticiones realizadas figura la supresión del servicio militar obligatorio como medio de incitación a comportamientos violentos.La Unaf acaba de presentar en el marco de unas jornadas sobre La violencia en el seno de las familias un amplio estudio cualitativo del fenómeno, elaborado durante los últimos seis meses. La conclusión general es el fuerte arraigo de la cultura de la violencia -sin distinción entre capas sociales-, "que se ha convertido en un instrumento pedagógico para imponer la disciplina", afirmó Jullán Fernández de Quero, secretario general de la Unaf`. "Incluso diría que hay un cierto grado de maltrato aceptado como bueno".

Prepotencia

El trabajo sitúa el origen de la violencia en la tradición que hasta hace poco no consideraba al niño como sujeto de derechos. Varios estudios recientes señalan cómo el 90% de los autores de malos tratos fueron a su vez espectadores de actos violentos o niños maltratados. De ahí que Ana María del Campo, presidenta de la Unaf, destaque un dato del estudio: "El aprendizaje se hace de la violencia que se ve". A su juicio, los niños que fueron incitados por sus padres a insultar a sus companeros gitanos en Mancha Real "necesitan ayuda". Y añade: "Han visto cómo los gitanillos entraban al colegio aterrorizados y les ha quedado de ello la prepotencia del poder".La escuela, en este sentido, "reafirma el maltrato familiar", aseguró el pedagogo Antonio Salvador, apoyándose en un estudio realizado en 1988 entre 483 escolares de Málaga. Frente al problema que plantea el equilibrio entre el control social y la tutela de la intimidad familiar, Salvador opta por la intervención pública en favor del menor cuando se sospeche la existencia de malos tratos.

Según explicó, el perfil de estos ninos es el de un escolar generalmente desaliñado, hiperactivo o, por el contrario, reservado y pasivo, con rasgos de desnutrición y afectado por importantes retrasos en las áreas psicomotriz y del lenguaje. Describió a los padres como sujetos apáticos y desinteresados por los resultados de sus hijos, cuando no con problemas de alcoholismo y a su vez maltratados en la infancia. El estudio alude también a las reminiscencias de la sociedad patriarcal y al sexismo como inductores de actos violentos.

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