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Decomisada en Lisboa casi media tonelada de cocaína que iba a ser distribuida en España

Las policías española y portuguesa han decomisado 430 kilos de cocaína ocultos entre una partida de madera tropical desembarcada cerca de Oporto, que iban a ser transportados a España en una caravana. Los traficantes iban a distribuir parte de la mercancía en España y el resto en otros países. La operación, dirigida por el juez Baltasar Garzón, ha culminado con la detención de un español, dos colombianos, dos brasileños, y un portugués. La cocaína fue enviada de de Colombia a Portugal, pasando por Brasil, por pensar que esta ruta levanta menos sospechas entre los aduaneros.

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El Grupo V del Servicio Central de Estupefacientes inició hace seis meses una investigación al tener noticias de que el colombiano Eduardo Silva Pardo, de 29 años, propietario de un mesón situado en la Cuesta de San Vicente, de Madrid, pudiera estar relacionado con bandas de narcotraficantes. Esta información fue puesta en conocimiento del titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, Baltasar Garzón, quien ordenó al Ministerio del Interior que el sospechoso fuera sometido a seguimiento.La policía averiguó a continuación que Silva tenia relaciones con la colombiana Lidia Wandurraga de Otalora, de 47 años, y con el español Jesús Canuto Avilero, de 35 años. Recientemente, éste último se marchó a Lisboa con un automóvil Renault 18 al que presuntamente se le había practicado un doble fondo en el depósito de gasolina con objeto de esconder allí la droga. Días después, sin embargo, Canuto regresó a Madrid sin traer la cocaína, posiblemente porque no cabía en el agujero preparado.

Al saberse que el sospechoso iba a hacer un nuevo viaje a Portugal con una roulotte alquilada en una empresa próxima al aeropuerto de Barajas, el juez Garzón ordenó que fuera seguido y vigilado por dos inspectores del Grupo V de Estupefacientes, que, solicitaron ayuda a la Policía Judicial portuguesa.

No tenían dinero

Canuto se reunió en Lisboa con los hermanos brasileños Roseneire y Roosevelt Marais Pires, además de con el portugués Victor Manuel Salsinha Marquez. Según fuentes policiales, estos últimos eran los presuntos encargados de retirar la droga de la aduana de Leixoes (cerca de Oporto), pero tuvieron que retrasar esta operación porque no disponían del dinero suficiente para pagar las tasas aduaneras (estimadas en unas 500.000 pesetas).La semana pasada, los traficantes contrataron los servicios de un transportista para trasladar 17 palés -cada uno de los cuales pesaba 1.000 kilos- que habían sido embarcados en Manaos (Brasil) y depositados en la aduana de oporto. Todos los palés contenían láminas de madera de 2,40 metros de largo, 1,35 de ancho y 15 milímetros de grosor, excepto uno que ocultaba unos 430 kilos de cocaína de gran pureza, disimulados con láminas de madera.

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El pasado lunes, los agentes encargados del caso detuvieron en una nave de Fetais, cerca de Lisboa, a los dos brasileños y al portugués que supuestamente habían recogido la mercancía en Oporto. Jesús Canuto, quien ignoraba la detención de los otros individuos, fue arrestado por agentes españoles y portugueses. Éste había alquilado una caravana en la que, aprovechando sus múltiples compartimentos, iba a ser posiblemente trasladada la cocaína a Madrid, según han informado fuentes policiales. La operación policial finalizó en Madrid con la detención de Eduardo Silva en un piso de la calle del Pintor Ribera y de la colombiana Lidia Wandurraga en la calle de Pablo Neruda, en el barrio de Vallecas.

Tanto la policía española como la portuguesa, que también llevaba dos meses investigando la red ahora desarticulada, opinan que Lidia Wandurraga aparece como la presunta enlace de los carteles colombianos con otros grupos de distribución de cocaína en Europa.

Las investigaciones han determinado que la droga decomisada procede de Bolivia, desde donde fue enviada a Colombia. A continuación, la mercancia fue despachada hacia la ciudad de Manaos, principal puerto brasileño en el interior del rio Amazonas, donde fue embarcada hasta Oporto.Tras ser recogida en la aduana, los traficantes transportaron la cocaína hasta una nave alquilada en las cercanías del Lisboa, desde donde estaba previsto introducirla en España por carretera.

Menos controles

Fuentes policiales han informado que cada vez es más frecuente que la cocaína que llega a Europa sea embarcada en puertos de Brasil, "ya que las mercancías que proceden de allí se miran menos que si vienen de Colombia u otro país caliente". Por otra parte, Portugal se está convirtiendo en una importante base de operaciones para la introducción de la droga en España por carretera, una vez abandonada en parte la vía de Galicia. Este cambio de táctica puede ser consecuencia del duro golpe asestado a estas organizaciones delictivas tras la Operación Nécora, realizada el año pasado en esta región."Aunque la ruta Brasil-Portugal-España implica que la droga tiene que atravesar más controles aduaneros", ha comentado un experto antidrogas, "los narcos creen que este camino es más fácil que tratar de meter la cocaína directamente de Suramérica a Madrid".

El pasado mes de febrero, la policía apresó en Las Palmas de Gran Canaria el barco pirata El Bongo, que transportaba 2.000 kilos de cocaína. El buque tenía previsto dirigirse a Portugal para posiblemente alijar la droga en aguas próximas a Galicia, según opinaron fuentes del Servicio Central de Estupefacientes. Con anterioridad, el yate norteamericano Good Luck fue interceptado en aguas de Cabo Verde con 540 kilos de la misma sustancia destinados a España.

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