Los mineros arrasan el Parlamento rumano y exigen que dimita Iliescu

La dimisión del primer ministro rumano, Petre Roman, y su Gobierno fue aceptada ayer por el presidente Ion Iliescu, pero no logró poner fin a las violentas manifestaciones de los miles de mineros llegados el miércoles a Bucarest y que ayer protagonizaron un asalto a la sede del Parlamento. Iliescu anunció el inmediato comienzo de negociaciones para un "Gobierno de apertura nacional", en un intento de frenar unas protestas que ya exigen también la dimisión del propio presidente de la República.

Miles de jóvenes y miembros de la oposición al Frente de Salvación Nacional se unieron ayer a las protestas mineras en Bucarest, en lo que ya se perfila como la más grave amenaza para el poder instaurado tras la caída del dictador Nicolae Ceausescu en las Navidades de 1989. Por primera vez, en la capital de Rumania cristalizaba ayer una alianza de trabajadores, que reclaman la congelación de los precios y mejoras salariales, con la oposición urbana.A última hora de la tarde, cientos de mineros asaltaron el Parlamento y demolieron sus instalaciones interiores después de proferir graves amenazas contra los diputados. El Ejército desplegó carros blindados y ametralladoras pesadas en torno a la sede del Gobierno, que había sido asaltada el miércoles y que ayer sufrió nuevos ataques.

Por megafonía, el mando de estas fuerzas advertía incesantemente de que este edificio es un objetivo militar y sería defendido adecuadamente por el Ejército -dotado con municiones de guerra, según una nota del Gobierno y las tropas del Ministerio del Interior. A primeras horas de la madrugada de hoy, grupos de mineros lanzaban cócteles mólotov contra la sede de la televisión rumana.

Página 5