Las grandes cadenas norteamericanas apuestan por las fórmulas continuistas
Concursos que explotan una fórmula original de hace 30 años, baratos programas realistas cuyos ancestros son más antiguos que la televisión, series que cumplen su décimo aniversario en antena y segundas y terceras versiones de pasados éxitos prefiguran en buena parte la actual tendencia conservadora en materia de programación en las grandes cadenas norteamericanas. La impronta innovadora que atrajo a David Lynch a la televisión y que permitió a Steven Bochco experimentar con el policiaco musical parece clausurada. Repetirse o morir, he aquí la cuestión.
Lo declaraba hace poco el presidente de CBS Entertainment, Jeff Sagansky, "lo que necesitamos son programas tradicionales con un nuevo giro". Programas como La familia Newton (Antena 3), que ya ganó un Emmy para Burt Reynolds y no ha tenido problemas de aclimatación entre los telespectadores; programas como P. S. I love you, que recuerda en su concepto a la pareja de Luz de Luna, o simples remedos como Paso a paso, que es una versión actualizada de Segundo matrimonio (Tele 5). Sagansky, como mucha otra gente en la televisión norteamericana, cree que no es propio de este medio la "complicación". "Jamás hubiera programado en la CBS una serie tan artificiosa como Twin Peaks", decía al presentar estos días la nueva programación de esta temporada.En esta época de multiplicación de oferta de canales, todo el mundo en las grandes cadenas norteamericanas busca ese éxito fulgurante que frene la endémica sangría de telespectadores que vienen sufriendo de forma imparable en los últimos años. Correr riesgos pareció la forma de conseguirlo, en estas temporadas pasadas, pero los resultados de audiencia fueron decepcionantes. Ahora se prefiere gastar cifras millonarias con nuevos episodios de un valor seguro como Cheers que volver a arriesgarse con novedosas experiencias jaleadas por la crítica, pero ignoradas por la gran audiencia. No hay tiempo para sostener en antena series que no causan un inmediato impacto en los telespectadores. Muchos piensan que si Canción triste de Hill Street o Cheers, dos sonados fracasos iniciales que se convirtieron con el tiempo en fenómenos de audiencia, hubieran nacido ahora, no habrían sobrevivido.
Y, sin embargo, no hace mucho más de un año, la palabra innovación era la piedra filosofal. La crítica dio una calurosa bienvenida a series como Treinta y tantos, Cop Rock (la emitirá Antena 3) o Twin Peaks. Pero el serial negro de David Lynch finalizó la temporada 1990-1991 en el puesto número 100 entre 134 programas. No sirvió de mucho que tres cuartas partes de los críticos consultados en un sondeo lo contaran entre sus preferencias. El responsable de la cadena que emitió la serie, la ABC, Robert Iger, terminó por aceptar el consejo de un veterano colega, Brandon Tartikoff. "Con el tiempo", le dijo éste, "comprenderás que no se puede programar con la prensa en la cabeza". Pero lo cierto es que el mismo Tartikoff lo ha hecho en tiempos pasados, y no con malos resultados, como se demuestra con éxitos que se fabricaron bajo los 10 años de su mandato en la cadena NBC, época en la que vieron la luz series como La hora de Bill Cosby, Canción triste de Hill Street, Corrupción en Míami o Las chicas de oro. Se creía en tonces que introduciendo cierta novedad en la programación se daba respuesta a la fatiga de los telespectadores frente a viejas fórmulas exprimidas una y otra vez. Y el telespectador, venciendo la natural inercia del consumidor electrónico, termi naba por familiarizarse con lo nuevo. Se creía también que ser un poco audaz era lo más con servador que podía plantearse.Pérdida de audiencia
Hoy, cuando las tres principales cadenas norteamericanas siguen perdiendo audiencia, la situación ha cambiado radicalmente. El caso de Steven Bochco es ejemplar. Bochco tuvo hace una década una segunda oportunidad con Canción triste de Hill Street. Cop Rock, en cambio, fue cancelada a los tres meses de su estreno. Con el mismo trato expeditivo de muchas otras series, novedosas o no.
Sólo 13 de 53 series de prime time en la temporada pasada resistieron a la cancelación, y más de un 30% de ellas fueron despedidas dentro de los tres primeros meses. Y no hay ahora menos talentos creativos que había hace 10 años. La mayoría de los creadores de televisión, desde Susan Harris a Steven Bochco, son los mismos de hace unos años. Lo que hay, en opinión de los expertos, es urgencia. Necesidad de conservar al impaciente telespectador armado con el fatídico mando a distancia.
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