El hombre que pone firmes a Pinochet

En sólo 17 meses, Patricio Rojas ha conseguido lo que él califica de reencuentro cívico-militar en Chile, después de más de 15 años de régimen militar del general Augusto Pinochet. Como ministro de Defensa del Gobierno de Patricio Aylwin, a Patricio Rojas, que se encuentra de visita oficial en nuestro país, le ha tocado quizá el papel más complicado y decisivo para el éxito de la transición democrática en su país: la relación entre los militares y el Gobierno elegido democráticamente. RoJas, un hombre corpulento y afable, de 58 años y médico de formación, afirmó ayer en Madrid que el inicio de su mandato estuvo caracterizado por los recelos y las desconfianzas por la necesidad de un ajuste constitucional y legal.

"Este ajuste era fácil, porque la Constitución del régimen anterior", explicó el ministro, "establece claramente la dependencia de las Fuerzas Armadas del Ministerio de Defensa. La subordinación de los militares al Gobierno está en la Constitución. Por parte de los militares no era fácil asumirlo y ajustarse a sus nuevos roles. Exigió una mentalización de los militares que ha costado meses. Sin embargo, invocando a la opinión pública chilena y a los hechos de los 17 meses de gobierno, ha habido una mejoría muy sustancial en el reencuentro cívicomilitar". Rojas, que no oculta que se han vivido instantes difíciles y momentos críticos, como el asesinato, el pasado mes de abril, del senador Jaime Guzmán, líder derechista e ideólogo del régimen militar de Pinochet, se declara satisfecho, "por la clara percepción, según las encuestas, de la voluntad de los militares de cumplir la Constitución y las leyes".

Rojas sabe del morbo que despierta su relación con su subordinado, el general Augusto Pinochet, jefe del Ejército. Rojas, que se define como un hombre de personalidad fuerte -"no soy autoritario, pero sé que el ejercicio del poder es para tomar decisiones"-, califica de "encuentro, que no enfrentamiento, de dos personalidades fuertes" su relación con Pinochet. "Desde un principio, el camino de nuestra relación ha seguido en el sentido de progresión positiva, sin que nadie crea que el general Pinochet cambia su fuerte personalidad.

El ministro de Defensa reconoce como indudable el mimetismo que tiene todavía Pinochet en el seno de las Fuerzas Armadas -"ha sido el conductor del proceso militar, con poderes omn.ímodos, durante 17 años"-, aunque dice que no representa ningún peligro. "Yo mido las conductas y no las intenciones, y, hasta ahora, los hechos del general Pinochet se ajustan a la Constitución", dice Patricio Rojas, quien quiere dejar claro que las preocupaciones del pueblo chileno no se centran en el general Pinochet, sino en vivir y trabajar en paz y seguridad.

En Madrid, adonde llegó el sábado, tiene previsto entrevistarse hoy con su homólogo español, Julián García Vargas, y sentar las bases para un acuerdo entre ambos países por el que se produzca un intercambio Formativo y de capacitación militar entre los oficiales de las Fuerzas Armadas de Chile y España, así como ampliar las po3ibilidades de visitas de unidades de guerra, ya sea de paso u oficialmente, y de ejercicios combinados o conjuntos. Rojas tiene previsto visitar también la División Acorazada Brunete, las empresas Bazán y CASA, y los astilleros de Ferrol.