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Paralizadas las obras del asentamiento gitano

Juan Carlos Sanz

Dos centenares de vecinos tomaron posiciones a primera hora de la mañana de ayer frente a la colina de escombros de El Molino, en el distrito de Villaverde. "Era como una película de¡ Oeste", relata el aparejador de la empresa Cimensa, contratista de las obras del asentamiento para 88 familias gitanas. Entre la brigada de trabajadores y el gentío se interpuso la policía. Para evitar males mayores, la obra fue paralizada, mientras los vecinos -que acudieron con latas de refrescos y bocadillos, como en una romería- se hicieron fuertes en la loma.

El aparejador de las obras aseguró que la suspensión de los trabajos fue "sugerida" por los mandos policiales (que custodiaban la zona. Sin embargo, uno de los agentes señaló que los trabajadores habían decidido por sí mismos la paralización de las obras.Mientras tanto, el Consorcio para el Realojarmento de la Población Marginal, como organismo que encargó los trabajos, asegura que las obras no han sido paralizadas y continuarán el próximo lunes. José Luis Gómez, gerente del consorcio, precisó ayer que ni la empresa constructora, Cimensa, ni el Ayuntamiento han acordado la detención de los trabajos. Según señaló Gómez, fueron los trabajadores quienes decidieron dar por finalizada la jornada de trabajo ante la presión de los vecinos.

El despliegue de ocho furgonetas del Grupo de Protección Ciudadana (antidisturbios) de la policía no amedrentó a los dos centenares de personas que acudieron sobre las 9.30 a El Molino con el propósito de parar las obras. Al mediodía de ayer los vecinos deambulaban a sus anchas por los terrenos en construcción y charlaban con trabajadores y, agentes. Tras la salida del colegio, algunos grupos de escolares acudieron a saciar su curiosidad. "Ven, hijo, que vas a ver el hoyo donde van a meter a los que venden droga", le decía una mujer a su retorno camino de las obras de El Molino. La mayoría de los concentrados llegó al punto de protesta al aire libre con bocadillos y bebidas para resistir el resto de la jornada.

Las obras del asentamiento gitano llevaban un buen ritmo hasta el pasado domingo, cuando una veintena de encapuchados armados con palos destrozaron la vivienda piloto. Anoche, los vecinos de Villaverde volvieron a manifestarse.

Los payos se 'pinchan' en Villalverde

Para sorpresa de los vecinos concentrados ayer frente a las obras del asentamiento gitano de Villaverde, cuatro jóvenes yonquis comenzaron a inyectarse heroína cerca de unas chabolas próximas. Ninguno de ellos era de etnia gitana.Desde lo alto del terraplén de la antigua escombrera, los vecinos comenzaron a increpar a los drogadictos, quienes respondieron con pedradas e insultos. Finalmente, la policía intervino para evitar el enfrentamiento.

Los yonquis, visiblemente afectados por el mono (síndrome de abstinencia), permanecieron con las jeringuillas prendidas en el antebrazo cuando los agentes procedieron a identificarlos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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