Paz Zamora pide al Príncipe ayuda para los indígenas "al margen de paternalismos"
El presidente de Bolivia, el socialdemócrata Jaime Paz Zamora, pidió al príncipe Felipe de Borbón, de visita oficial en ese país, la creación de un fondo iberoamericano para ayudar al desarrollo de los pueblos indígenas, al margen de "compensaciones paternalistas". Don Felipe le respondió que, "sin omitir los errores cometidos", 1992 es la ocasión idónea para lograr la "definitiva reconciliación" entre quienes en el pasado fueron colonizadores y colonizados.
Paz Zamora destacó que, tras "la lógica incomprensión" entre los dos pueblos producida hace 500 años, la visita del Príncipe significa ahora un nuevo encuentro entre los dos mundos, en esta ocasión "bajo el signo de la amistad y la fraternidad".El presidente de Bolivia agregó que el problema indígena existe en su país, porque estos pueblos han sufrido "de manera implacable la derrota tecnológica y la marginalidad". Por esta razón, reiteró ante el Príncipe la necesidad de ayudar a su desarrollo, "al margen de cualquier sentido de 'reservas indígenas' o de compensaciones paternalistas".
El Centro de Estudiantes Universitarios Campesinos de la universidad de San Andrés de La Paz difundió el domingo un comunicado en el que repudia "la llegada del descendiente de los invasores al Kollasuyo (Bolivia)".
El príncipe Felipe sufrió el domingo, primer día de su estancia oficial en Bolivia, varios embates del sorojch¡ (mal de altura), uno de ellos cuando apareció junto al presidente Paz Zamora en la recepción que éste le ofreció en el palacio presidencial de La Paz. Don Felipe, sin embargo, superó su inicial palidez y aguantó dos discursos -el del presidente boliviano y el suyo propio- y, más tarde, el desfile de 400 personas que se agolparon en la cena en su honor.
La palidez del Príncipe
El primer síntoma de indisposición lo padeció don Felipe cuando tuvo que permanecer de pie mientras el presidente boliviano le mostraba gráficos y mapas alusivos a los proyectos económicos de Bolivia, durante la entrevista de 50 minutos que ambos mantuvieron antes de la recepción. Según asistentes a esta audiencia, don Felipe se sobrepuso con relativa rapidez, y la conversación prosiguió normalmente. Poco después, el Príncipe volvió a mostrarse muy, pálido cuando entró con el presidente de Bolivia en la recepción.
Finalmente, cuando estrechaba la mano de los invitados, su cara se tornó tan blanca que los fotógrafos se pusieron en tensión porque creían que se iba a desmayar. No obstante, a los pocos minutos superó esta tercera sacudida del mal de altura. [La Paz está situada a 3.600 metros sobre el nivel del mar y los efectos de la falta de oxígeno en algunas personas son mareos, cansancio, debilidad y fuerte dolor de cabeza].
La cena ofrecida por Paz Zamora en honor del Príncipe desbordó todas las previsiones de asistencia, de manera que hizo necesaria una modificación del protocolo que dio lugar a pequeños incidentes. En un principio se pensó para 80 personas que cenarían sentadas, pero la presión de diversas personalidades bolivianas que no habían sido invitadas obligó al protocolo a ir extendiendo la lista de asistentes hasta los 400, según fuentes de la delegación española.
El tutor del Príncipe, el coronel José Antonio Alcina; el secretario general de la Casa del Rey, Joel Casino, y el secretario de Estado para la Cooperación e Iberoamérica, Inocencio Arias (máxima autoridad del Gobierno español en este viaje) se encontraron sin sitio en la mesa presidencial en la que cenaron el Príncipe, Paz Zamora, sus dos hijos, el ministro de Asuntos Exteriores y los embajadores de España.
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