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La socialdemocracia sueca pierde las elecciones

Los resultados provisionales de las elecciones generales de Suecia, cuando iba escrutado aproximadamente el 60% de los votos, confirmaban la derrota de la socialdemocracia, que perderá entre 18 y 20 escaños, y la caída de centristas y liberales, que entre ambos pierden aproximadamente 23. El avance del Partido Conservador, que iba ganando 12 escaños más los 27 que obtienen los democristianos, si bien compensa la pérdida de centristas y liberales, no logra evitar que el ultraderechista Nueva Democracia se constituya en el partido bisagra del futuro Parlamento de Suecia.

Los grandes triunfadores de las elecciones son, por orden de los votos obtenidos, el Partido Demócrata Cristiano y Nueva Democracia. Pero si se tiene en cuenta que éste se formó hace apenas algunos meses, carece de una estructura partidaria y todo ha girado en torno al voluntarismo de sus dos fundadores, desconocidos hasta ahora en la política sueca, su triunfo parece aún más relevante y revela además el grado de descontento en que ha caído el electorado sueco. Los Verdes desaparecen del Parlamento y el Partido de Izquierda (ex comunista) logra mantenerse, perdiendo algunos escaños.Estos resultados confirman la anunciada derrota de los socialdemócratas, que obtuvieron esta vez uno de los peores resultados de su historia, sólo comparables a los de 1928. Con todo, el ascenso experimentado en los últimos tramos de la campaña electoral atenuó en algo la magnitud de la caída.

Dimisión de Carlsson

Apenas conocidos estos resultados, el primer ministro Ingvar Carlsson declaró que mañana presentará la dimisión del Gobierno al presidente del Parlamento. Sostuvo que mantenía lo que había dicho en la campaña: que no colaboraría en un Gobierno encabezado por los conservadores.

En el bloque de los partidos de centro y centro-derecha, sólo los conservadores logran un crecimiento sustancial, pero la caída de centristas y liberales abre una dramática interrogante para el futuro de estos partidos, que representaban una opción política de centro con cierta aproximación en algunos aspectos a la socialdemocracia, base del modelo sueco.

Los dos claros triunfadores de estas elecciones son el Partido Cristiano Demócrata, que ingresa holgadamente en el Parlamento, y Nueva Democracia, aun cuando ésta obtuvo menos votos de los esperados. La campaña popular de Nueva Democracia caló hondo en algunos sectores del electorado sueco y es reveladora del descontento creciente de éste en contra de los partidos establecidos.

No deja de ser significativo que la mayor cantidad de los votos de Nueva Democracia proceden del Partido Conservador, en un 34%, y de los socialdemócratas, a los que restaron un 28%.

Estos resultados confirman el pronóstico de que éstas serían unas elecciones históricas para Suecia, especialmente en el sentido que plantea una situación completamente nueva y abre un interrogante no tranquilizador respecto a la formación del nuevo Gobierno.

Al no existir una mayoría absoluta de los partidos que podrían conformar una coalición se plantea la situación que menos deseaban los partidos del bloque burgués: que Nueva Democracia se transformara en el árbitro de las decisiones del Parlamento. Por lo menos los liberales y, en cierta medida, los centristas habían anticipado su tajante rechazo a gobernar con Nueva Democracia. En tales circunstancias, una de las opciones manejadas por algunos analistas, tras conocerse los resultados parciales, es la de la formación de un Gobierno en minoría que pudiera acordar con los socialdemócratas en algunas cuestiones concretas para hacer viable la gestión de gobierno.

Los escollos políticos

Esta opción tiene algunos escollos no desdeñables. Por una parte, la anunciada posición del primer ministro socialdemócrata, que no colaborará con un Gobierno encabezado por Carl Bildt. Y por otra, la de que centristas y liberales necesitarán, por razones de supervivencia política, perfilar su identidad. La alianza con el partido mayoritario del bloque, en ascenso, les supone el riesgo de ser absorbidos por éste.

Los socialdemócratas continúan, sin embargo, pese a su derrota, siendo el partido ampliamente mayoritario de Suecia, por lo que no puede descartarse, aunque parezca difícil, que un fracaso en las. gestiones de formación de un Gobierno de centro derecha pudiera llevar a que se les encomendara nuevamente la formación de Gobierno. Todo dependerá del desarrollo de las negociaciones, una vez que se conozcan los resultados definitivos.

El dirigente conservador Carl Bildt dijo que en su interpretación los resultados electorales eran un mandato para el cambio. "Habrá un Gobierno de coalición", anunció. Carlsson por su parte asumió la responsabilidad del revés, "Por eso entregaré la dimisión del Gobierno", afirmó. Carlsson dejó abierta la cuestión de su permanencia al frente del partido socialdemócrata.

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