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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Homenaje a las feas, gordas y bajitas

Quiero romper una lanza en favor de las feas, bajitas y gordas (con perdón), porque son el contrapeso (sin ningún ánimo de ofensa, sino más bien comp halago), de la jungla que es la vida.Tengo 29 años (perdón, 30, es que no me acostumbro, después de 10 años, a poner un 3 delante) y no puedo quejarme de lo vivido, aunque siempre me ha asaltado una duda: ¿Por qué las señoritas altas, guapas, rubias o morenas o con reloj tienen que ir siempre acompañadas de una amiga fea, gorda y bajita? Pues bien, aunque en mi vida había encontrado muchos binomios de este tipo, nunca me había parado a pensar en ellas, siempre intentaba hacerme lo con la otra. Pero hoy me he dado cuenta: ellas son las que mantienen el binomio. Sin ellas no habría emoción, ni la típica discusión entre amigos: "Tú te quedas la fea y yo voy a por la otra". Qué equivocado estaba, ambas se necesitan, la una a la otra y nosotros el binomio.

Hoy me he topado con el clásico binomio y mi reacción (¿lógica?) ha sido pensar que ella me estaba estropeando la noche. Insensato de mí. Ella era simpática, agradable, tan femenina como la que más, inteligente, dicharachera, buena conversadora, entrañable, cariñosa, encantadora, generosa... ¡generosa! Me quedo corto, se daba toda ella. Por ¿desgracia? cuando después de una noche de mil risas el sol comenzaba a despuntar, me empiltré con la otra... ¿Por qué? Es lo de siempre, semejante deformación machista nos lleva a que al final lo que cuenta son las muescas que hayas hecho en las cachas de tu revólver, las marcas debajo de la ventanilla de tu avión o las cruces en tu diario. Triste pero cierto. Pensamos más en ese 10% de nuestra vida que en el otro 90%, que realmente nos enriquece y nos hace sentir que estamos vivos, el resto... pura necesidad. ¡Miente quien lo niegue!

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¿Por qué somos dependientes de las obligaciones autoimpuestas y guardamos Fidelidad a los principios que encarcelan nuestra existencia?

Quiero darle las gracias a Ellas (con mayúsculas) por estar ahí, por aguantarlas, por aguantarnos, por serles fieles, por ha-

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cernos la jugada, por quererlas, por querernos... Gracias.

Juro y perjuro que de mayor quiero ser como ellas, y también tan alto, tan guapo, tan rubio o tan moreno y con reloj como las otras-

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