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LA RONDA

LAS RUTAS

Leyendas, rocas y fantasmas

Vicente G. Olaya

Desde hace siglos, las almas en pena de las princesas, los refúgios de los temibles bandidos y los desiertos nunca descubiertos se entremezclan entre los roquedales fantasmagóricos de La Pedriza. En esta parte del Guadarrama podemos adentrarnos en un mundo donde la historia y la naturaleza se mezclan con la leyenda.El recorrido comienza en un camino agreste que une el casco urbano de Manzanares el Real con la cercana Charca Verde. A la derecha del sendero se levantan las moles graníticas de La Pedriza. Para llegar a ellas se atraviesa una explanada llamada Pradopeluca. En este lugar se supone que los bandoleros enterraban sus tesoros. En la pradera jamás se ha encontrado una sola moneda, pero, de vez en cuanto, algún excursionista curioso decide rebuscar entre las piedras.

Entre todas las rocas destaca una por su tamaño: el Tolmo, una gigantesca piedra en torno a la cual los bandoleros levantaban sus campamentos. Cuentan las crónicas que un día de abril de 1842 el bandido Paco el Sastre raptó a los dos hijos del marqués de Gaviria. Los días pisaban sin que el aristócrata pagase el rescate. Mientras tanto, el cariño iba surgiendo entre raptores y ni¡íos. Cuando la justicia descubrió el escondite, El Sastre huyó abandonado a los jovencitos y respetando sus vidas.

Tesoros naturales

Desde la cima de esta piedra se divisan dos de los paisajes más impresionantes de Madrid: el circo glaciar posterior de La Pedriza y el parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares, un auténtico tesoro natural en el que se mezclan los bosques de fresnos, olmos, robles, melojos y pinos albares, y donde los últimos buitres, águilas culebreras, azores o gavilanes salpican el cielo.Camino ya de vuelta a Manzanares, se sigue un sendero hasta el Cancho de los Muertos, llamado así por las muertes que produjeron, entre los bandidos, las disputas por una bella madrileña que tenían secuestrada.

Cerca de este lugar se sitúa la cueva de La Mora, una pequeña oquedad rocosa en donde estuvo retenida una joven árabe en el siglo XII. Su delito fue querer casarse, a pesar de la negativa familiar, con un hidalgo cristiano. La dama, que ansiaba la liberación a manos de su enamorado, vio cómo éste fue traicionado y muerto a escasos pasos de ella. De dolor, la joven se suicidó, y, desde entonces, su alma en pena vaga por La Pedriza.

La excursión puede realizarse en pocas horas. Cuando se quiera realizar el itinerario en grupo (máximo de 40 personas) se pueden consultar precios en la empresa Animación y Promoción del Medio. Organizan el recorrido, incluyendo transporte, seguros médicos y monitores. El teléfono de atención al público es el 532 04 19.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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