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35 pises al día

Los 12 aseos públicos automáticos de la capital sólo han ingresado 100.000 pesetas anuales

Francisco Peregil

En París hay unos 400 aseos callejeros automáticos. En Madrid, sólo 12. Llevan un año a prueba, y cada uno ha sido visitado 35 veces al día por término medio. El nuevo equipo de Gobierno debe decidir hasta qué punto conviene pagar los dos millones anuales que cuesta el alquiler de cada uno. De momento, los turistas son sus más fervorosos usuarios. Los técnicos municipales creen que son feos pero más eficaces que los subterráneos.

No siempre cuestan 25 pesetas. En los 60 evacuatorios subterráneos del Ayuntamiento el precio oficial continúa siendo la ínfima cantidad de una peseta. Los subterráneos tienen a su favor el ser marco de los debates más encarnizados y haber presenciado entre sus paredes las historias más descabelladas."Hace poco", cuenta Luis, empleado de un evacuatorio en el Retiro, "vi que entraban dos hombres y que tardaban mucho tiempo en salir. Cuando me acerqué, me percaté de que los dos estaban enganchados a sus partidas de nacimiento " Es en esos momentos cuando surgen las opiniones más dispares entre los propios empleados sobre la libertad sexual en un Estado de derecho y la hipotética potestad represiva del empleado.

Sin embargo, los expertos municipales de mobiliario urbano afirman que los subterráneos tienden a desaparecer por problemas de seguridad, aunque los empleados de evacuatorios se resisten: "No todo el mundo puede pagar 25 pesetas por sus necesidades". Ésa es la opinión de Teresa, encargada de la recaudación de los siete subterráneos que hay en el parque del Retiro. Ella, como la mayoría de los 340 empleados que cubren los 60 subterráneos de Madrid, sobrepasa el medio siglo de edad.

Mujeres generosas

La gente, cuenta Teresa, suele quedarse perpleja cuando se le informa dela cantidad a desembolsar, y la mayoría bucea en sus bolsillos para no soltar ni una peseta de más. Las mujeres suelen ser más generosas y no se inhiben a la hora de dar monedas de uno o cinco duros.Luis recuerda que hace 15 años, en el evacuatorio de Nuevos Ministerios, entró un señor y pagó con un billete de 1.000 pesetas los 50 céntimos que costaba entonces el boleto. El empleado, que no era precisamente un dechado de generosidad, en vez de dejarlo pasar, le dio 999 pesetas de vuelta, previamente contabilizadas una a una. El señor se paró a contarlas también una a una y cuando terminó sacó una pistola y la emprendió a tiros con las paredes del servicio.

Sin embargo, la realidad cotidiana suele presentarse un poco más monótona y sobre todo más sucia. En el subterráneo de Atocha, Bernardo aprendió a arreglar los servicios, que se averiaban a menudo: se subía a una silla y sacaba de la cisterna las billeteras que previamente habían tirado los carteristas. Ahora, en el Retiro suelen recoger en las cisternas una media de siete carteras al mes, algún que otro bolso y varías jeringuillas. En junio del ano pasado se recaudaron más de 30.000 pesetas en los subterráneos del Retiro.

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Rafael Calvo, jefe de mobiliario urbano, asegura, en ese sentido, que los aseos automáticos son mucho más higiénicos. "Están capacitados para llevarse todos los residuos, desde una jeringa hasta un chicle".

Sin embargo, su aceptación no ha sido precisamente masiva, y los cinco duros que cuesta entrar en ellos -ya sea para evacuar o consumir droga- sólo han servido para que el Ayuntamiento ingrese en sus arcas algo más de cien mil pesetas al año.

Demasiados bares

En cuanto se sobrepasan los 25 usos diarios, según los expertos municipales, la instalación merece la pena. Los técnicos del departamento de mobiliario urbano opinan que en Madrid hay demasiados bares donde saciar las necesidades mayores y menores para no tener que colocar cientos de servicios automáticos, "pero sí que sería menester distribuir al menos una cincuentena por los lugares más frecuentados"."No son demasiado feos, aunque bonitos no pueden ser afirma Rafael Calvo, "pero, desde luego, por su fin social son imprescindibles. Para los quiosqueros, por ejemplo, les son de una utilidad incuestionable".

En los automáticos se puede permanecer un cuarto de hora antes de que suene una alarma indicando que se va a abrir la puerta. Después, la puerta se abre "para evitar que permanezca alguien desmayado dentro".

Hasta el momento, ha sido la empresa concesionaria la encargada de correr con los gastos, pero dentro de pocos meses cumple el plazo de prueba y será el nuevo equipo de gobierno el que decida si merecen lo que valen.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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