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El juez comprobó que los etarras muertos estaban armados y que uno tenía en la mano una granada

Aurora Intxausti

Los etarras Iñaki Ormaetxea, Jokin Leunda y Patxi Itziar estaban armados y uno de ellos tenía una granada en las manos cuando el juez de guardia de San Sebastián, Fernando Andreu Merelles, entró el sábado en la vivienda del barrio de Morlans para proceder al levantamiento de los cadáveres. Los tres se habían enfrentado durante cuatro horas a cerca de un centenar de guardias civiles. Ayer por la tarde se celebraron los funerales por los fallecidos, en sus localidades de origen, sin que ningún dirigente de HB tomlase la palabra; sólo hablaron representantes de KAS. En Beasáin (Guipúzcoa) hubo algunos incidentes tras los funerales, con rotura de cristales y escaparates de comercios y sucursales bancarias.

Los cuerpos de los etarras fueron hallados por el juez dispersos por tres de las cinco dependencias de la vivienda; uno en el cuarto de baño, el único recinto que no tiene ventanas a la calle, y los otros dos en sendas habitaciones de la casa. Las investigaciones no han permitido hasta el momento conocer cuándo se produjo la muerte de: cada uno de ellos.Los familiares de Ormaetxea Leunda e Itziar se han personado en las diligencias judiciales como acusación particular, por si los hechos pudieran constituir delitos de homicidio.

Los primeros indicios apuntan que Iñaki Ormaetxea fue el que más resistió atrincherado en la vivienda, aspecto que será concretado una vez que el juez reciba del Instituto de Toxicología de Madrid los resultados de los análisis de las muestras de sangre. Antes de morir el último etarra lanzó una granada contra la Guardia Civil que quedó tirada en la calle y que fue explosionada por los especialistas de ese cuerpo policial. No tuvo tiempo de lanzar una segunda que tenía en la mano y a la que no quitó la espoleta.

Los terroristas, según todos los indicios, pudieron en algún momento empapar los colchones con agua para poder respirar. Los botes de gas lacrimógeno lanzados al interior del piso fueron numerosos. Horas después de finalizar los hechos los miembros del juzgado que se adentraron en el inmueble tuvieron dificultades para respirar.

Captada por 'Txelis'

María Eugenia Muñagorri, conocida en el barrio por sus ideas próximas a Herri Batasuna, según los vecinos, fue captada para colaborar en labores de infraestructura para la organización en 1988 por el dirigente de ETA José Luis Álvarez Santacristina, Txelis. Meses después de ese contacto recibió en su domicilio a dos de los liberados del comando Donosti. La vivienda de Muñagorri ha sido utilizada como refugio de etarras en varias ocasiones, según se desprende de las investigaciones efectuadas por los ser vicios de información de la Guardia Civil. El número de vi sitas de los etarras se incrementó en los tres últimos años durante los carnavales de Tolosa, festejos a los que los etarras acudían periódicamente. Un portavoz de las gestoras proamnistía calificó ayer de "asesinatos" las muertes de Ormaetxea, Leunda e Itziar y añadió que "el Estado y las fuerzas policiales están obligados a garantizar la vida de todos los ciudadanos, aun a riesgo de las vidas de los miembros de las Fuerzas de Seguridad". Los familiares de los etarras glosaron la vida de éstos y resaltaron el compromiso que a su juicio habíanasumido para defender los derechos de su pueblo. Iñaki Ormaetxea abandonó las vía pacíficas para cambiar la situación en Euskadi, según uno de sus hermanos, hace cuatro años,. "Lamento todas las muertes. Estoy muy orgulloso de mi hermano", dijo.

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Para Patxi Leunda, hermario de Jokin, "no eran tan impresentables como dicen. Son personas que estaban comprometidas con este pueblo". La familia de Patxi Itziar cree que "la sociedad necesita de estas Personas que luchan por una causa, no por placer ni por curiosidad, sino por las razones ,que hay para ello". Iñaki Ormaetxea, Jokin Leunda y Patm Itizar formaban uno de los dos grupos del comando Donosti. Queda por identificar y detener a una pareja de liberados que en determinados meses de los dos últimos años ha llevado a cabo acciones terroristas en San Sebastián. Se piensa que actualmente se encuentran en Francia y, aunque con dificultades, no se descarta que puedan adentrarse de nuevo en Guipúzcoa. La policía no ha logrado descubrir el zulo en el que almacenaban munición y explosivos los miembros del comando y los grupos de apoyo que tenían en San Sebastián, Rentería e Irún.

Ayer por la tarde unas 4.000 personas homenajearon en las localidades guipuzcoanas de Beasáin y Motrico a los etarras Jokin Leunda y Patxi Itziar. Tras la ceremonia religiosa en la parroquia de Beasáin por los restos mortales de Jokin Leunda, el féretro se trasladó hasta la plaza del pueblo, en la que 2.000 personas gritaron a favor del etarra y la organización a la que pertenecía.

Rodeado de ikurriñas y flores el féretro fue aplaudido y saludado por un dantzari con un aurresko (baile de honor), la figura de Leunda fue glosada por los versos pronunciados por dos bertsolaris.

Los discursos políticos no fueron pronunciados por ningún destacado dirigente de Herri Batasuna. Josu Iraeta, miembro de la Koordinadora Abertzale Sozlalista (KAS), y Maltane Intxaurraga fueron los encargados en Beasáin y Motrico, respectivamente, de denunciar la muerte de los tres etarras.

En la localidad alavesa de Urbina -informa Pedro Gorospe -unas 2.000 personas recibieron, poco después de las 18.20 horas el cadáver de Iñaki Ormaetxea, uno de los etarras muertos durante la operación policial que acabó con la desarticulación del comando Donosti. El pueblo, de 134 habitantes, se llenó de lkurriñas y desde el primer momento los asistentes al acto corearon vivas a ETA.

Entre los presentes estaba el abogado de la coalición Txema Montero y los miembros de la mesa nacional Tasio Erkizia, Julen Aginako, Guillermo Perea y el parlamentario de Navarra de HB por la Koordinadora Abertzale Somalista (KAS), Floren Aoiz.

200 personas contra la pared

La Guardia Civil instaló un control en la carretera de acceso a Urbina en la que llegaron a colocar, mirando a la pared de un pabellón industrial, hasta unas 200 personas. Una mujer fue detenida y el miembro de la mesa nacional Tasio Erkizia tuvo que hacer valer su condición de parlamentaria para que no le tuvieran retenido. Este portavoz dijo ayer que la mesa nacional iba a estudiar denunciar el hecho en un juzgado de guardia.Por otra parte la vía férrea San Sebastián-Bilbao y la que une esa localidad con Balmaseda estuvieron ayer cortadas al tráfico.

La Policía Municipal de San Sebastián recibió una llamada telefónica en la que se anunciaba la colocación de un artefacto explosivo. Ertzainza y Guardia Civil comenzaron a las 11 horas a rastrear la zona y a última hora de la tarde de ayer no habían localizado ningún objeto sospechoso.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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