Perrita desaparecida

Me dirijo a ustedes con lágrimas en los ojos y una profunda pena en mi corazón. El día 4 del corriente mes y sobre las 15.30, aproximadamente, facturé en la estación de Burgos mi perrita caniche con su jaula apropiada para este tipo de traslados. En su interior y junto a ella deposité un muñeco de goma con el que ella siempre jugaba.Estuve junto a ella hasta que salió el tren que la conducía. Su destino era Alicante, donde resido. El tren que posteriormente tomamos mi esposo y yo, por la amenaza de bombas, se demoró bastante en Madrid. Desde allí llamé a mi familiar para interesarme por la perrita, pues nosotros llegaríamos tarde. Me dicen que la caja llegó, pero no la perrita, que le habían dicho en la estación de Alicante que se había escapado en la estación de Chamartín.

Inmediatamente me dirigí a Paquete Express de esta estación y, sin ningún tipo de amabilidad por parte de los empleados a los que solicité información, se limitaron a decirme que la perrita se había escapado, y uno de los empleados me dijo que la vio, pero que no iba a arriesgar su vida por coger a mi perrita. Esta fue toda la explicación que me dieron. Ya en Alicante vi la jaula, tenía el cierre de seguridad roto y en su interior no estaba el muñeco de goma que le acompañaba, y en su lugar había un vaso de plástico de una empresa que regenta los bares de los trenes.

¿Cómo se explican ustedes que la jaula, en la que había realizado varios viajes, apareciera en estas circunstancias? Y el muñeco de goma, ¿también se escapó? Y el vaso de plástico, ¿cómo llegó hasta el interior de la jaula? De pena, señores responsables de ésta gran empresa. Da lástima pensar que el usuario confíe en Renfe, con algunos irresponsbles empleados que no entienden que un animal es un ser vivo y merece un trato diferente a otros tipos de mercancías. Y que sus dueños, ante un caso tan desagradable como éste, sufren desesperadamente. Por eso les ruego me devuelvan mi perrita, pues alguien sabrá dónde está.