Rapiña
El pasado 21 de Julio, sobre las 18.30, tuvo lugar un accidente de tráfico en la autopista vasco-navarra A-68, a la altura del kilómetro 245,800 (término municipal de Gallur, provincia de Zaragoza), en el que perdieron la vida dos jóvenes donostiarras. Uno de ellos, mi hijo, Jorge Uceda López, de 28 años.Tras los innumerables trámites legales propios de estos casos, fuimos a por los objetos personales de los fallecidos, que, una vez recogidos en el lugar del accidente por los empleados de la autopista, fueron trasladados, junto con el automóvil siniestrado, al área de mantenimiento que la citada autopista posee en Alagón.
"Esto es todo lo que hemos recogido en el lugar del accidente", nos dijo un empleado de la autopista. Sin embargo, de inmediato echamos en falta un talqui que mi hijo, como radioaficionado que era (EB-2-CWQ), llevaba a casi todos sus viajes. Se trata de un caro aparato (marca Yaesu FT-470, con número de serie 100751), que, dadas las circunstancias, teníamos interés en poseer dado el significado que para mi hijo tenía.
Una semana después acudimos, para nuevos trámites, a Zaragoza y tuvimos la suerte de dar con un cualificado miembro de la Cruz Roja que formó parte de la dotación que intervino en este accidente. Le contamos lo sucedido, y nuestro asombro fue mayúsculo cuando nos relató que él personalmente recogió ese aparato del suelo y se encargó de meterlo en la bolsa de equipaje. Recordaba, asimismo, que funcionaba perfectamente, puesto que probó a ponerlo en marcha. Nos pusimos de nuevo en contacto con un responsable del área de mantenimiento de la autopista para que indagase entre los empleados que estuvieron en el lugar del siniestro e incluso preguntase a los miembros de la Guardia Civil próximos a esa área que también intervinieron. Nada consigúló. Los empleados recoriocieron haber visto el aparato, pero nada más. La Guardia Civil negó, incluso, haberlo visto.
El objetivo de esta carta es, prirnero, denunciar este hecho, y, en segundo lugar, intentar recuperar ese aparato. Sabemos que fue sustraído por alguna de las personas en el luque estuvieron del siniestro, en una acción propia de un ave de rapiña. Espere), por tanto, que se sienta aludido el propio autor y, el/los responsable/s de las personas que participaron en la recogida de enseres, para que averigüen quién de el autor del robo y que sólo quede: este suceso como algo desag,riLdable, pero también exceponal-
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