El padre del traficante de 10 años asegura desconocer el paradero de su hijo
Adolfo, El Ratilla, traficante y drogadicto de 10 años sobre el que pesa una orden de búsqueda y presentación tras escaparse el lunes de un centro de acogida, todavía no ha sido detenido por la policía, pese a sus pesquisas, según fuentes de la Jefatura Superior. Su padre, Adolfo Jiménez Pizarro, un toxicómano en fase termina] que ha pasado 18 años en la cárcel, aseguró ayer a Europa Press que desconocía el paradero de su hijo. El padre de El Ratilla entiende que Adolfo, a quien la policía detuvo el pasado lunes con 100 gramos de cocaína y heroína, "no tiene más remedio que echarle valor a la vida".
Este hombre, según Europa Press, cree que la situación de su hijo, toxicómano desde que tenía ocho años, se debe a Ios 18 años que pasé en la cárcel y al abandono de mi mujer (ahora también presa)". Relaciona la adicción de Adolfo con la costumbre que él tenía de "poner aspirinas en el café" al crío y a su hermana Marisol desde que eran más pequeños.Desde entonces, afirma, el muchacho "empezó a hacer su vida mal, consumiendo droga". Si es detenido, seguro que escapará, "porque es un niño que ha nacido para ser libre", añade. Su fama en las comisarías de "muchacho duro, peligroso y demasiado inteligente" ha venido abonada por sus frecuentes fugas de diferentes centros de acogida de menores. El padre confirma que sus comportamientos son similares a los de un hombre, y dice, paradójicamente, que Adolfo no es consciente".
En Pies Negros, poblado de chabolas de Entrevías donde el martes fue localizado El Ratilla, las cosas siguen como siempre: los yonquis llegan, pillan su dosis, lavan las jeringuillas en las fuentes públicas y se la inyectan allí mismo. Ni rastro de uniformes.
Problema crónico
El vecindario cercano a esta barriada chabolista se pregunta por qué se está armando tanto revuelo con El Ratilla cuando los problemas derivados del narcotráfico en Pies Negros no son precisamente nuevos.Al principio contestan que no saben "quién es ese tal Ratilla". "Ah, sí, ese chaval del que hablan en la tele y en los periódicos, pero no le conocemos de nada", comenta una pareja joven que sale en coche con su pequeña hija. "Lo que sí sabemos es que desde hace años aquí vienen muchos drogadictos que piden dinero o intentan robarlo y ninguna autoridad hace nada", conclu yen, cansados del tema.
Una pareja de comerciantes asegura conocer al Ratilla: "Alguna vez nos ha hurtado algunos dulces, pero nunca ha venido a atracamos ni ha estado violento; pobre chaval, si casi siempre está con la mirada ¡da por los porros ". La mujer cree que el niño necesita ayuda, pero hablar de Pies Negros le pone nervio.sa Cada tarde, cuando se queda sola en su establecimiento, teme que alguien vuelva a atracarla "como aquella vez", recuerda, "que un drogadicto me puso un cuchillo en el cuello y me robó 40.000 pesetas".
'La policía sabe dónde se vende la droga, lo sabe todo el mundo y nada cambia, nada se arregla", se pregunta indignada esta vendedora.
Si hoy El Ratilla cruzase el umbral de su establecimiento, creen ambos comerciantes que no avisarían a la policía ni al servicio de menores. "Necesita ayuda, eso está claro, pero si te metes en estas cosas lo mismo los traficantes toman represalias contigo", explican. Este miedo al enfrentamiento con los traficantes y a los atracos de los drogadictos con el mono permanece a flor de piel en muchos vecinos que, acostumbrados al trasiego de drogadictos, desconfían de las nuevas caras.
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