La frustrada esperanza gala
Riviera era la gran esperanza de la televisión gala para competir con los folletines estadounidenses. El resultado, de momento, cuando apenas se llevan emitidos 15 episodios, es modesto: las dos primeras entregas consíguíeron un índice de audiencia del 10%, que no se ha vuelto a repetir.La productora de la serie EC Television, una subsidiaria del grupo publicitario Interpublic de Nueva York, desarrolló la idea de la serie en la primavera de 19,88. EC contrató a Leonard, Blair, una novelista de ficción femenina que había vivido durante más de 18 años en la Costa Azul, para que escribiera el boceto del guión de la serie. Blair realizó una réplica de Falcon Crest sustituyendo varios de sus elementos. El nombre de la finca sería Villa Olympia; su escenario, la Costa Azul en lugar de California; su dedicación, la fabricación de perfumes en vez de la cosecha de vinos.
Las andanzas de los ricos perfumeros, de Gabriela y Sybila, de personajes que pasan de una cama a otra con gran celeridad, han costado más de lo previsto, alcanzando el presupuesto los 270 millones de francos (alrededor de los 5.000 millones de pesetas).
Y si el público parece cansado de historias que tengan como único motor el sexo y el dinero, el problema comienza cuando resulta que ya sólo faltan por rodar 80 capítulos -¡180 ya están terminados!-, y eso dificulta modificar la historia o los personajes, potenciar los que parecen gozar de mayores atractivos y olvidar los que aburren.
En teoría, los norteamericanos debían aportar a Riviera su experiencia y organización; los franceses, amén del dinero, ponían la psicología y la clase. Una vez vistos los primeros episodios se diría que los papeles andan cambiados.
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