Un Costa Gavras en la boca del lobo

Costa Gavras se ganó a pulso, hace unas décadas, el calificativo de cineasta político, con títulos tan emblemáticos en el género como Z o Estado de sitio. Con el paso de los años, ha intentado demostrar que su talento, sin apartarse del análisis político, poseía registros más complejos que lo que sus acendrados defensores y detractores creían.Caja de música (hoy en Canal + a las 22.00) significa un esfuerzo en ese camino. Y también la intención de meterse (como en El sendero de la traición, con Debra Winger y Tom Berenger) en la boca del lobo en todos los sentidos posibles: nada menos que rodar una historia en la que la psicología -y además de un personaje femenino- es fundamental, y rodarla en Estados Unidos, y encima de todo tocar el tema de las raíces ocultas del fascismo cotidiano en la cuna del imperio.

La película, siendo excelente, promete más de lo que da. Ello, paradójicamente, se debe a que Costa Gavras está un pelín por debajo del guión, y el espectador tiene en todo momento la impresión de que hubiera bastado que el director pisase un poco más el acelerador para conseguir una obra inmortal. La culpa la tiene el guión, de John Estérhas, tras el que se adivina un tenaz trabajo de documentación, y en el que brillan unos diálogos cuya sobriedad resalta una intensidad poco común. Gracias a ese guión, la historia psicológica se imbrica habilísimamente en el telón de fondo social, y la película transmite una importante desazón y, a la par, se comunica al espectador una sensación de orgullo por el hecho de que, incluso en Estados Unidos, ciertos cineastas consiguen hablar claro.

Costa Gavras se revela, en su etapa americana, como un excelente director de actores. Claro que contar con Debra Winger o, como en Caja de música, con Jessica Lange ayuda bastante: pero el mérito es saber colaborar con ellas para, plano a plano, ir llenando de matices el personaje.

Caja de música se emite hoy a las 22.00 en Canal +.