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La dirección de EE cree roto el partido, lo que debilita el pacto de Gobierno

La ruptura política de Euskadiko Ezkerra (EE) se consumó ayer de madrugada, según la dirección del partido, al negarse la corriente Auñamendi a poner la continuidad en sus cargos públicos en manos de sus rivales durante la sesión del comité nacional. "El partido está roto", sentenció al término de la reunión el secretario general, Jon Larrinaga. Mientras, líder de los críticos, Kepa Aulestia, se declaraba dispuesto a dar la batalla legal por su continuidad en EE. La ruptura de EE se ha convertido en una amenaza para el Gobierno autónomo vasco.

Larrinaga acusó a los seguidores de Auñamendi de estar "haciendo añicos" el partido al que todavía pertenecen por negarle futuro y haber decidido ya una confluencia con Eusko Alkartasuna (EA) "mientras son incapaces de hacerla con EE". El presidente, Juan María Bandrés, fue más explícito al interpretar como "una autoexclusión" la negativa de Auñamendi a aceptar las condiciones de la dirección.Los responsables de EE confían, según explicaron en la madrugada del martes, en reducir al mínimo la cifra de abandonos tras la expulsión de las cabezas visibles de Auñamendi. Bandrés y Larrinaga cifraron en un centenar los participantes en la reunión del pasado día 13 en San Sebastián, donde se decidió la organización de los críticos como corriente interna. "No creo que sean muchos más", aventuró Bandrés.

Aulestia rechazó este cálculo y cifró el apoyo de la corriente crítica "por lo menos en el nivel del congreso" del pasado febrero. Auñamendi consiguió entonces el 47% de los votos de los delegados mientras Renovación Democrática se imponía con el 51%. La dirección de EE iniciará el próximo septiembre, cuando se reanude la actividad parlamentaria, un proceso para recuperar los escaños del Parlamento vasco.

Cinco de los diputados autonómicos pertenecen a Auñamendi y sólo uno al sector mayoritario. Larrinaga y Bandrés están decididos a acudir a las expulsiones, empezando por la parlamentaria de Vizcaya, Igone Arteagabeitia, que ya se negó a dejar correr su turno en la lista, como le exigía el comité nacional, para dar paso al siguiente candidato.

Pensar en la disolución

El sector oficial afirma disponer de indicios para pensar en un número exiguo de abandonos pero si el cálculo falla y "se marcha la mitad de los afiliados", según admitió ayer mismo Bandrés, "el partido debería ir pensando en su disolución". El presidente de EE precisó que no contempla la hipótesis porque está seguro de la permanencia de la mayoría de los casi 5.500 afiliados.La sesión del comité nacional, convocada con carácter de urgencia y contra la opinión de Auñamendí, se celebró en la sede de Bilbao en un clima de tensión pero "sin excesos dialécticos ni pérdida de las buenas maneras", según informaron algunos participantes.

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Larrinaga presentó a la asamblea un "acuerdo mínimo de funcionamiento" del partido, aprobado finalmente con 47 votos a favor, 33 en contra y una abstención. Teniendo en cuenta las ausencias, siete miembros de Auñamendi y uno de Renovación Democrática, el resultado refleja el mantenimiento sin modificaciones de los dos bloques internos.

El documento aprobado con el voto en contra de los críticos compromete a EE a concurrir a las próximas elecciones generales y autonómicas como "una oferta nítida" y exige "la puesta a disposición del partido de los cargos de representación pública". Aulestia replicó que los cargos están a disposición del partido y a su servicio, pero no para que sus titulares sean sustituidos por discrepancias internas legítimas.

La ruptura de EE se ha convertido en una amenaza para el Gobierno autónomo tripartito. El secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, dijo ayer que la escisión pone en peligro el Ejecutivo de José Antonio Ardanza, al tiempo que se mostraba esperanzado en la posibilidad de un acercamiento amistoso con el sector oficial de EE. Los presidentes del PNV y de EA, Xabier Arzalluz y Carlos Garaikoetxea, respectivamente, apostaron en cambio por la continuidad del Gobierno mientras los dos sectores de EE le mantengan su apoyo.

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