Unos militares poco unidos
La declaración de guerra "hasta el final" hecha por el jefe del Estado Mayor, Blagoje Adzic, el martes tuvo ayer la primera respuesta en el decreto del-alto el fuego del segundo jefe de la V Región Militar, Andrei Razeta. Es difícil imaginar una mejor prueba de disensión en la cúpula militar yugoslava, en la que en los dos últimos días se precipitan los relevos de máximos responsables.El ministro de Defensa, Ve1jko Kadijevic, que anunció su aparición en televisión para "un importante comunicado" el martes por la noche, 24 horas después no había salido de su mutismo, que ya se prolonga cuatro largos y dramáticos días. Los carros de combate que ayer salieron de Belgrado hacia Croacia tomaron posiciones a pocos kilómetros de esta república. Tan sólo unas unidades entraron en su territorio rumbo hacia la frontera con Hungría y otras se adentraron en Bosnia-Herzegovina. En la región croata de Eslavonia prosiguió el Ejército su despliegue, que ayer al parecer no provocó incidentes.
En Belgrado, mientras tanto, las fuerzas nacionalistas y la dirección de la República se distancian de este Ejército federal que ha hecho (todos coinciden) un espantoso ridículo en Eslovenla frente a las unidades escasamente armadas de la defensa territorial. Las bajas en el Ejército son cuantiosas y su desprestigio enorme, y el saldo de objetivos conquistados nulo.
En Serbia esta desastrosa actuación ha reforzado el deseo de un Ejército nacional serbio que pueda "defender" a los serbios en otras repúblicas y entrar así directamente en las regiones críticas croatas de Krajina, Eslavonia y Baranja, y en Bosnia, sin temor a que se le escapen de la tropa los bosnios, albaneses, macedonios y otros, como ha sucedido en Eslovenla. Adzic tiende a apoyar esta opción y tiene como principal adversario en la cúpula militar al yugoyz.-lavo federalista Ve1jko Kadijevic. En todo caso, no es aún sino una brizna de esperanza entre ingentes amenazas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El Louvre, en su punto más bajo: ¿qué le pasa al museo más famoso del mundo?
Kate Winslet nos habla de su debut como directora (y de lo difícil que sigue siendo ser mujer en el cine)
La Administración de Trump publica (a medias) los papeles de Epstein: ¿cuáles son las principales novedades?
Cómo llegaron los líderes europeos al acuerdo para financiar a Ucrania
Lo más visto
- Uno de los promotores de la señal V-16 de tráfico: “Es duro oír el testimonio de víctimas que han sufrido amputaciones al poner los triángulos”
- Más de 40 congresistas demócratas piden por carta a Trump que cese en sus “intentos de socavar la democracia en Brasil”
- Cae una organización que enviaba camiones cargados de cocaína desde Marbella hasta varios países europeos
- La policía registra varios domicilios y las oficinas de la ministra francesa Rachida Dati por otro presunto caso de corrupción
- Manuel Castells, sociólogo: “El mundo está en un proceso de autodestrucción”




























































